8-M: felicidades no, gracias

¿Qué soy? ¿Qué somos las mujeres? Dígannoslo. Esa táctica no me interesa.

He aquí mi queja:

Felicidades no, gracias. Mejor trátennos de igual a igual todos los días.

Felicidades no, gracias. Mejor hágannos un sitio junto al suyo para siempre.

Felicidades no, gracias. Mejor páguennos lo mismo que cobran ustedes por realizar la misma tarea mes a mes.

Felicidades no, gracias. Patrones nuestros, no decidimos tener o no el ciclo menstrual, molesto y doloroso hasta rabiar algunas veces. Nació con nosotras. No era algo optativo. Gracias a él y a vuestra colaboración, estamos todos en el mundo desde que el mundo es mundo (perdonen la redundancia).

Felicidades no, gracias. Mejor no nos despidan cuando el interior de nuestros cuerpos albergue un ser humano. Saben de sobra que el proceso dura 36 semanas aproximadamente. Tengan paciencia, vale la pena.

Felicidades no, gracias. Mejor no nos riñan cuando lleguemos cansadas al trabajo después de cuidar toda la noche al hijo enfermo mientras ustedes descansan.

Felicidades no, gracias. Una vez regresamos a casa del trabajo, en ella nos espera otra jornada sin límite de horas. No crucen de acera mentalmente dejándonos solas. Hagan su parte. Colaboren. Pongan con nosotras el cascabel al gato de la ropa, la plancha, los platos, la compra, el polvo, el orden, los suelos, el buen ambiente... Arremánguense con nosotras. No tengan miedo. Ninguna de estas tareas que menciono muerde.

Felicidades no, gracias. Mejor dennos comprensión cuando, en la noche, caigamos como muertas entre sus brazos multielastic.

Felicidades no, gracias. Mejor entiendan en nosotras el efecto hormonal que, a veces, nos controla.

Felicidades no, gracias. Mejor cambien de actitud ya que las cosas rutinarias del día a día nunca van a cambiar si no ponen de su parte.

Felicidades no, gracias. No muevan lentamente la cabeza mientras leen mi escrito en señal de desacuerdo. La vida, para nadie es de color de rosa. Mejor quiérannos como se quieren a ustedes mismos.

Felicidades no, gracias. Por favor, no nos feliciten, esposos, hijos y amigos varones. Ustedes y nosotras no somos diferentes. Es hora de aceptar que sigue existiendo un claro agravio comparativo que nos daña; que queda mucho por cambiar. Hagamos un futuro bien concertado y grato. Nada venza nuestra voluntad. Y cuando esto suceda, nos felicitaremos mutuamente por los logros conseguidos codo a codo al haber compaginado gota a gota el sudor de nuestras frentes.