Maqueta de vida… un cuento para pensar

MAQUETA
En lo más profundo del cordón industrial de la ciudad, en aquella parte en que negruzcas y feas casas se amontonaban de cualquier forma alrededor de las humeantes fábricas, existió hace algunos años un hombre cuya nostalgia de la naturaleza le llevó a construir en su habitación, en una mesita junto al teléfono, la maqueta de un paisaje soñado.

Durante un año construyó valles, montañas, cascadas y ríos, junto a los cuales pastaba tranquilo el ganado. Cuando lo tuvo terminado todo se quedó mirándolo extasiado. Poco a poco, contemplarlo se convirtió en el acto más deseado del día. Todas las noches, una vez acostado, contemplaba aquel paisaje durante largo rato, imaginándose el olor de la fresca hierba, sintiendo sobre su rostro el aire limpio de las montañas, hasta que finalmente se dormía vencido por el sueño.

Pero un día ocurrió algo inesperado, cuando despertó se vio apaciblemente echado bajo un frondoso árbol, junto a él se extendía un idílico valle. Sin embargo, poco duró aquella paz, porque de pronto, la tierra entera tembló como si fuese un terremoto, atronador sonó junto a su oído el timbre del teléfono.

Entonces lo comprendió, aquellos árboles, aquellas montañas... ¡Estaba en el interior de la maqueta, a muy pocos centímetros del teléfono! Su tamaño ahora era el mismo que el de aquellos ocho muñequitos que él mismo había distribuido alrededor de los cincuenta centímetros de aquel paisaje artificial.

Durante algún tiempo su vida fue feliz. Pero al cabo de los años, los otro siete compañeros de paisaje quisieron progresar y llenaron la maqueta de fábricas y humo, y otra vez crecieron por aquí y por allá ciudades feas y grises como túneles.

Dicen que ya muy anciano, aquel hombre se lamentaba amargamente de haber puesto aquellas pequeñas figuras poblando los valles y montañas. Aconsejando a la juventud la construcción de maquetas sin personas. Pero nadie parece que le hizo nunca el menor caso.

Las maquetas de ciudades, valles y montañas siguieron construyéndose como se habían venido haciendo desde hace miles de años: llenas de muñecos.

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Gn 1:31 Tomó, pues, Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Gn 2:15 ¡Oh Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!,... Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre, para que cuides de él? Le has hecho un poco inferior a los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste bajo sus pies... ¡Oh Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! Salmo 8