«Evidentemente» y otros virus

Por muy evidente que parezca, me siento responsable de advertir al personal que de un tiempo a esta parte, se está propagando una palabra-virus que salta de boca en boca como cosa mala. Cuando menos te lo esperas se produce el vómito verbal, ya sea en política, deportes, entrevistas, conferencias, conversaciones rutinarias... Es como un tintineo incesante: “Evidentemente por aquí”. “Evidentemente por allá”.

TUS OJOS ABIERTOS AUTOR Isabel Pavón 23 DE AGOSTO DE 2007 22:00 h

Evidentemente a más de uno se le habrá ocurrido formarla hasta tomando sopa. De letras, evidentemente, y valga la redundancia.

Se nos ha puesto tan de moda que empacha el oído. No me explico cómo siendo tan larga resulta tan cómoda de pronunciar e intercalar en todas y cada una de las frases pronunciadas, normalmente como coletilla, evidentemente, para afirmar que la cosa es así de cierta, por si alguien no lo tiene claro del todo terminar de convencerlo.

Quién sabe si cualquier día la palabrita dichosa se rebela, y harta ya de pasar de lengua en lengua como la falsa “monea” (que va de mano en mano), nos pone una denuncia por maltrato, abuso y acoso.

Y luego, habrá quien quiera escaquearse: “Que si a mi me la pegó Fulano”. ” Que si en el trabajo Mengano no paraba de decirla y me la contagió”. Que yo no quería y Tutano me obligó a usarla” .

Oiremos excusas como las de Adán y Eva cuando comieron, quien sabe si abusaron, de aquella famosa fruta en el jardín del Edén. También puede pasar que la palabra-virus, por cualquier causa, evidentemente impensable en estos momentos para nosotros, desaparezca de repente y sin ella no sepamos expresarnos con claridad, y tengamos que buscar otra palabra-virus para sustituirla, pero mientras tanto ¿Cómo nos las íbamos a arreglar? Evidentemente sería un caos.

En nuestra comunicación con Dios como cristianos usamos coletillas como: Señor, Dios, Padre, bendiciones, amén, aleluya, ... tantas veces pronunciadas, y tan sin ton ni son en nuestras conversaciones que llegan a hartar. Ni que decir tiene que quienes usamos estas coletillas nos atrevemos a regañar a quienes dicen “Jesús” al oír un estornudo, diciéndole que están usando el nombre de Dios en vano.

¡Con lo creativo que es Dios y lo poco que hemos heredado de esta cualidad suya! ¿A quién vamos a culpar? Como hijos suyos, alcancemos su singularidad.

Evidentemente esto es una simple opinión personal que evidentemente espero que ustedes me sepan perdonar.

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