Tonterías

Leo las noticias de la mañana y no encuentro nada novedoso. Robos, crímenes, atentados, accidentes de trabajo... en fin, lo de todos los días. Me paro en una columna con el siguiente titular: “Un cayuco con 120 inmigrantes llega a Gran Canaria”. Otro más, pienso, y continúo leyendo. Dice que uno de los inmigrantes llegó muerto y que los supervivientes declararon, en un primer momento, que dos cuerpos más habían sido arrojados al mar antes de llegar a tierra. Los servicios de emergencia en

TUS OJOS ABIERTOS AUTOR Isabel Pavón 04 DE ENERO DE 2007 23:00 h

La confusión está justificada. ¿No es así como se sienten?

Me pregunto: Para un inmigrante ¿Cuál es la diferencia entre llegar a España el 31 de diciembre o el 1 de enero? Nos pasamos estos días deseándonos paz, prosperidad, bienestar, felicidad. Nos deseamos que si no nos ha tocado la lotería de Navidad, que nos toque la del Niño.

Algo más preocupada vuelvo a pensar: Año nuevo... ¿Vida nueva?, ¿para quién?, ¿para todos?

¿Qué les deseamos a los que vienen en esas circunstancias? ¿Son nuestros deseos los mismos? ¿Basta sólo con desearlo?

Título de la segunda noticia en la que me detengo: “2007 puede ser el año más caluroso que se haya registrado”. Lo asegura el profesor Phil Jones, de la Universidad de East Anglia. Se juntan el efecto invernadero y el fenómeno El Niño. Así, tan inocentes como parecen sus nombres y tan dañinos que son cuando se mezclan.

El pronóstico, se publicó el lunes día 1 en el periódico británico The Independent. El diario dice que esta advertencia pone de manifiesto que 2007 será decisivo para determinar la respuesta que da el mundo al calentamiento de la Tierra y sus efectos. Las consecuencias se sufrirán en todo el planeta.

Mi pensamiento no descansa y me digo: Pronto, inmigrantes y no inmigrantes, blancos y negros, moriremos. Unos fritos por el calor, y otros ahogados a causa de las inundaciones ¡Qué contraste! ¿Será el 2007 decisivo también para determinar la respuesta que da el mundo a la pobreza?

Quise buscar algún titular que me hablara del calentamiento de la conciencia, de la hipotermia del corazón, de las inundaciones de los ojos... No la encontré.

Estas noticias las leí en la prensa escrita. Luego, mientras tomaba café, encendí la tele. Fue entonces cuando me centré en la realidad que nos incumbe como seres humanos e hijos del Planeta, en lo verdadero importante. La voz de una presentadora me puso en mi sitio diciéndome que el verdadero problema está en saber si Julián Muñoz se comió las doce uvas dentro o fuera de la celda.

Siempre ando desorientada con tonterías.

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