¡Y llegamos a Santiago de Cuba!

Desde que abandonaste el Hotel Pernik en Holguín, después de un suculento desayuno bufet, has recorrido 138 kilómetros. Rodeaste Bayamo, cruzaste Jiguani, Contramaestre, Palma Soriano y aquí estás, en Santiago de Cuba. Actualmente es la segunda ciudad del país, pero a lo largo del siglo XVI, hasta 1553, fue capital de la isla y residencia oficial de los gobernadores españoles.

Unos breves apuntes geográficos a fin de que te sitúes. Santiago de Cuba está asentada al nordeste de la bahía que lleva el mismo nombre. Aquí está la mayor elevación de la isla, el Pico Real del Turquino, con 1974 metros. La Sierra Maestra, que los revolucionarios castristas hicieron famosa, se extiende de este a oeste de la provincia. La belleza de su entorno destaca por los mares azules, las verdes montañas, las casas cubiertas con tejados rojos. Torrente Bran escribió que ninguna ciudad de Cuba posee tan rica belleza.

Santiago está considerada la ciudad más caribeña de la isla. Allí se mezclan las religiones y las razas. Descendientes de los esclavos llevados cautivos a aquellas tierras. Descendientes de los blancos colonizadores españoles. Mulatos, producto de matrimonios entre blancos y negros. Franceses que llegaron a la región oriental de la isla huyendo de las revueltas políticas en la cercana Haití. Asiáticos, indios.

Como otras ciudades ya mencionadas, Santiago de Cuba fue fundada en 1514 por el conquistador Diego de Velázquez, quien arribó a sus playas en 1493, acompañando a Cristóbal Colón en su segundo viaje. De aquí partió Hernán Cortés hacia lo que hoy es México en busca del mítico El Dorado y Pánfilo de Narváez para explorar territorio de la Florida.

Se ha dicho que no hay piedra en Santiago que no haya sido pedestal de un héroe. Ostenta el título de Ciudad Héroe, ganado en años de luchas primero por la independencia nacional y luego contra dictadores que la sojuzgaron. Fue en Santiago de Cuba donde Fidel Castro inició la revolución el 26 de julio de 1953, que le llevaría al poder de la nación en enero de 1959.

Permíteme un paréntesis para evocar un hecho literario. El mundo sin literatura sería un desecho.

Federico García Lorcallegó a La Habana el 7 de marzo de 1930 invitado por la Institución Hispanocubana de Cultura para pronunciar varias conferencias. De La Habana se trasladó a Cienfuegos y luego a Santiago de Cuba. A esta ciudad escribió el poema que, hecho canción, repiten músicos cubanos en teatros, restaurantes y al aire del malecón habanero:

Cuando llegue la luna llena
Iré a Santiago de Cuba.
Iré a Santiago.
En un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Cantarán los techos de palmera.
Iré a Santiago.
Cuando la palma quiere ser cigüeña.
Iré a Santiago.
Y cuando quiere ser medusa el plátano.
Iré a Santiago.
Con la rubia cabeza de Fonseca.
Iré a Santiago.
Y con el rosa de Romeo y Julieta.
Iré a Santiago.
Mar de papel y plata de monedas.
Iré a Santiago.
¡Oh Cuba, oh ritmo de semillas secas!
Iré a Santiago.
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!
Iré a Santiago.
Siempre dije que yo iría a Santiago.
En un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Brisa y alcohol en las ruedas.
Iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla.
Iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena.
Iré a Santiago.
Calor blanco, fruta muerta.
Iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de cañavera!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.

Atiende: Santiago de Cuba no es Ciego de Avila ni Las Tunas, a las que utilizo como ejemplos. Para empaparte de esta ciudad, rica en monumentos, depositaria de leyendas que se remontan a la esposa del cacique aborigen Guamá, con una historia de cinco siglos, centro cultural y arquitectónico, mucha vida día y noche, para conocerla medianamente bien, te lo repito, necesitas un mínimo de cuatro o cinco días. Te guiaré por los centros más visitados por el turismo, pero dudo que pueda mostrártelos todos.

Empecemos por el castillo del Morro, también llamado Fortaleza de San Pedro de la Roca. Lo encuentras a 7 kilómetros sur de Santiago. Comenzó a construirse por los españoles en el siglo XVI para proteger la ciudad de piratas franceses, ingleses y holandeses y no se terminó hasta el año 1643. En 1997 La UNESCO lo inscribió como patrimonio mundial de la humanidad.

Te llevo a la casa museo Frank País, en el 226 de General Banderas, entre José Gómez y Los Maceos. Te presento al personaje, uno de esos hombres que surgen de tarde en tarde en el movimiento de la Historia. Hombres únicos.

Frank nació en Santiago de Cuba el 7 de diciembre de 1934. Eran tres hermanos. Además de Frank, Agustín y Josué, por orden de edades. Hubo una hermana, Sara, de un primer matrimonio de Francisco País. El padre de Frank llegó a Cuba procedente de Galicia en octubre de 1907. Era pastor protestante. Su denominación lo envió a la Primera Iglesia Bautista en Santiago. Allí nacieron y se criaron los tres hermanos. Frank tocaba el piano en las reuniones y lideraba el grupo de jóvenes. Desde los 12 años mostraba madera de líder, dice uno de sus profesores, de apellido Piferrer. Cuando Fidel Castro inicia la revolución con el asalto al cuartel Moncada, Frank se une inmediatamente al Movimiento 26 de Julio. Tenía entonces 19 años. Castro se interna en Sierra Maestra con un reducido grupo de supervivientes y declara la guerra al dictador Batista. Frank permanece en la ciudad. Creía que desde allí podía ser de más ayuda al Movimiento rebelde. Y lo fue. Fidel lo nombró jefe de las provincias orientales en la clandestinidad. Más tarde, jefe del Movimiento en toda la isla. Viajaba por las principales ciudades del país organizando células, reclutando hombres y dinero que enviaba a la sierra. Su figura llegó a ser más reconocida que la del Che Guevara. Era el hombre de Fidel en los grandes centros urbanos. Batista puso precio a su cabeza. Lo quería vivo o muerto. Josué fue asesinado en junio de 1957, sin cumplir los 20 años. A Frank lo mataron por la espalda con disparos de dos armas automáticas. Tenía 23 años. El tercer hermano, Agustín, pudo salir del país y actualmente vive en Miami.

En ciudades y pueblos de Cuba existen plazas, calles y parques dedicados a Frank País. Escuelas de todos los niveles mantienen el nombre del héroe santiaguero que ofrendó su vida en plena juventud.

En Punta Gorda, a la entrada de la bahía, se encuentra el parque–monumento a la memoria de Frank País, petrificado en una hermosa escultura. El héroe inanimado viste el uniforme verde olivo, cubre la cabeza con una boina y sus dos manos sostienen un fusil. Su mirada fija en las aguas cercanas. La estatua, bien lograda, mantiene la misma delgadez que tuvo cuando no era piedra.

Hay más, claro que hay mucho más que ver en esta ciudad paradisíaca. Pero tú y yo estamos cansados. Continuaremos en un próximo capítulo.