Cambiamos de provincia. Vamos a Villa Clara, en pleno centro de la isla, a 280 kilómetros de La Habana. Nuestro destino es la capital, Santa Clara. Yo he ido a esta ciudad en viaje directo desde La Habana. Pero toda vez que te quedaste en Sancti Spiritus, para no complicarte por caminos rurales mi consejo es que conduzcas hasta Taguasco y allí enlaces con la autopista que te lleva directo a Santa Clara, sólo 83 kilómetros.
La provincia de Villa Clara posee paisajes donde se alternan llanuras y montañas, villas coloniales y ciudades en pleno desarrollo. A su capital, Santa Clara, se la conoce como “la ciudad del Che”. Te explico por qué.
Cuando la revolución liderada por Fidel Castro había triunfado en casi todos los frentes de la isla, dos prestigiosos comandantes, Camilo Cienfuegos y Che Guevara iniciaron la batalla de Santa Clara. En un intento desesperado por recuperar posiciones, el gobierno central envió un tren blindado con 400 hombres y todo tipo de armamento. La estrategia del Che logró descarrilar el tren, la locomotora y algunos vagones fueron destruidos, a pesar de su blindaje. Ante el acoso de las tropas revolucionarias, en pocas horas se rindió la dotación completa del tren. La gente del Che se hizo con cañones antiaéreos, ametralladoras del mismo tipo y fabulosas cantidades de municiones. Hacia el norte de la ciudad, dirección a los Remedios, existe un magnífico monumento a la hazaña del tren blindado. En la cúpula se alza la figura del Che en actitud de combate. Cuando en 1997 los restos mortales del guerrillero argentino fueron hallados en una fosa común en la zona de Vallegrande, Bolivia, el Gobierno cubano ordenó su traslado a Santa Clara.
Si tienes interés en conocer la evocación de aquellas gestas históricas, ya sabes dónde encontrarlas.
Naturalmente que no.
El monumento al Che no es lo único de interés en Santa Clara.
La capital de Las Villas no es, desde luego, París, Nueva York o Londres. Tampoco es La Habana. Has de tener en cuenta que toda la provincia anda por un millón de habitantes. Santa Clara no pasa de 300.000. Pero independientemente del tamaño, cada ciudad tiene su personalidad, un espíritu autónomo, un carácter exteriorizado que corresponde a la alegría, al amor. Toda ciudad tiene su estado de alma y comunica fluidos distintos que se disuelven en el aire.
Aún siendo Santa Clara una ciudad relativamente pequeña, garantizo que no te aburrirás en ella, a menos que lleves el aburrimiento dentro de ti.
Pasea por
el bulevar de la calle Independencia y llega hasta
la plaza Lorenzo Vidal, centro neurálgico de la ciudad. Encontrarás un kiosko de música, como en tantas ciudades fundadas por españoles donde dominaron. Hay conciertos con regularidad, y fiesta mayor los sábados que hace buen tiempo. Yo he visto el kiosko nada más salir del Hotel Santa Clara Libre. Muy cerca de este Hotel tienes la casa de la cultura.
En el 27 del Parque Vidal encuentras
el Museo de Artes decorativas. Se encuentra instalado en una soberbia mansión construida entre 1830 y 1840. Hay muebles y otros objetos del siglo XVII. Frente al museo contemplas la simpática estatua de el Niño de la bota, en realidad una copia de la original, dañada por los niños que frecuentan el parque. Aseguran que la estatua simboliza un hecho real: un niño que llevaba agua a los soldados que luchaban por la independencia.
La Casa de la Ciudad, en el 102 de la calle Independencia, te ofrece por las tardes música tradicional. También se exponen pinturas y fotografías que recogen leyendas cubanas.
En el mismo Parque Vidal tienes
el Teatro La Caridad. En sus salas, que datan de 1885, se ofrecen de vez en cuando espectáculos de danza. Cada mes de noviembre tiene lugar el Festival Internacional de Ballet.
En
la Plaza de la Revolución, dirección al hotel Los Caneyes, se encuentra
el memorial al Che, cuya estatua fue erigida en 1988. Allí mismo tienes el
Mausoleo de la Revolución, que honra la memoria de quienes combatieron y murieron con el comandante en Bolivia.
Atento: en el número 181 de la calle Maceo, entre Julio Jover y Berenguer, hay una interesante, aunque no muy conocida, fábrica de puros. Aquí se fabrican puros partiendo de hojas enteras de tabaco. Sus clientes son marcas famosas, como Romeo y Julieta, Monte Cristo y otras.
Cometería un delito imperdonable si estando en Santa Clara no te aconsejara viajar a
Los Remedios, 45 kilómetros al norte de la capital, en la llanura de Cuba central.
Fundada en el siglo XVI con el nombre San Juan de los Remedios, es la octava villa donde se asentaron los colonizadores españoles.
Una curiosidad: dice García Checa que la Plaza Mayor de Remedios es la única de Cuba que tiene dos templos católicos frente a frente. El llamado Nuestra Señora del Buen Viaje y la Parroquia Mayor de San Juan Bautista. Aquí queda el dato, te importe mucho o te importe poco.
Tal vez te puedas alegrar más si coincides con algún espectáculo en el Teatro Camilo Cienfuegos, entre las calles Peña y Carrillo. O curioseando la construcción del antiguo casino español, hoy Casa de la Cultura, en la calle Peña, esquina La Pastora. El Museo Municipal de Remedios, primero creado en la provincia de Las Villas el año 1933, se erigió en homenaje a la fecha del alzamiento dirigido por José Martí.
Hago un paréntesis y así, entre tú y yo, pregunto: ¿Has leído algo de José Martí? Yo tengo una edición de sus Obras Completas en 27 tomos. Puedo decirte y te digo que cada vez que leo a este escritor me parece que ya no hace falta decir nada más y que basta citarlo.
Te reservo dos singularidades de Los Remedios. En realidad, sólo para esto te traje aquí desde Santa Clara. Uno es el lago intramontano Hanabanilla.Es el único lago artificial que existe en Cuba, situado en un extenso valle en medio del macizo montañoso. Imagino que tú no has venido a Cuba a pescar truchas. Si lo hicieras, aquí encontrarías los ejemplares más grandes que puedas imaginar.
Otro portento son las parrandas de Remedios. Fiestas que se celebran durante toda la noche del 24 de diciembre hasta el amanecer. Yo no he presenciado estas fiestas. Te transcribo lo que de ellas se cuenta en el libro LAS PRIMERAS VILLAS DE CUBA. “La parranda es profana aunque surgiera asociada a una festividad religiosa, la Navidad. En cierta medida es traslación de las fiestas campesinas, de origen español, al ámbito urbano y, por tanto, se transforman en jolgorio comunal. El pueblo se escinde en dos bandos contrarios, a la postre ambos ganadores en la lid que los enfrenta. Y es ese sentido comunitario, participativo, apasionado en la frontera de la ficción y la realidad, de lealtades comprometidas, es lo que les otorga cariz auténticamente popular”.
¡Se acabó! No quieras quedarte en Santa Clara cautivado por la rancia atmósfera del comandante Che Guevara. Continuemos la ruta.
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