Si queremos que este sea un siglo de éxito, se impone la reforma de algunas de sus estructuras.
La Historia se ha precipitado considerablemente.
El siglo XX, que se inició bajo el signo del materialismo y la ascensión de las masas, termina con la adoración a los futbolistas, a los padres Apeles y a todo lo que esa farándula representaba.
A nuevos tiempos necesitamos nueva visión, nuevas formas de presencia en la sociedad.
CONOCER AL HOMBRE MODERNO
No podemos atrincherarnos entre las páginas de la Biblia para defender ideas milenarias. Es preciso conocer las inquietudes íntimas y el mundo exterior del hombre moderno.
Los ideales cristianos no pueden ser sustituidos. De ninguna manera. Pero hemos de saber aplicar esos ideales al hombre de hoy.
El intelectual norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama, en su libro EL FIN DE LA HISTORIA Y EL ÚLTIMO HOMBRE y el también norteamericano Alvin Toffler en LA TERCERA OLA, coinciden en que el hombre del siglo XXI es másdigno de misericordia que de castigo. No podemos martirizarle con los nueve círculos del infierno y las siete terrazas del Purgatorio de la Divina Comedia.
Es preciso presentarle un Dios humano. Hacer del Padre nuestro que está en el cielo un Padre que se preocupa por todos los problemas de la tierra.
REVISAR EL PAPEL DE LA MUJER
Hay que revisar el papel de la mujer y asignarle tareas de dirección.
El siglo XX ha sido el siglo de la liberación de la mujer. El siglo XXI será el del dominio de la mujer. Existen en el mundo 3.000 millones de mujeres dispuestas a cambiar las sociedades.
Un millón de mujeres marcharon por las calles de Washington reclamando un mayor protagonismo social. Este fenómeno, repetido en otras capitales del mundo, debe conducirnos a la reflexión.
Todas las religiones han discriminado a la mujer a lo largo de la historia. El protestantismo no ha sido una excepción.
Hemos de desterrar de nuestras iglesias la discriminación de la mujer, que viene definida por fundamentalismos mal entendidos, y permitir que tomen decisiones y empiecen a caminar por sí mismas.
PRESTAR ATENCIÓN A LOS JÓVENES
Otro tema que está al rojo vivo en las iglesias es el de los jóvenes.
Nuestro tiempo es tiempo de jóvenes. El péndulo de la Historia, siempre inquieto, asciende ahora por el cuadrante juventud.
Estadísticas de la UNESCO afirman que hay en el mundo 1.128 millones de jóvenes comprendidos entre los 15 y los 24 años.
No es este lugar para realizar un análisis sociológico de la juventud española. La situación actual de los jóvenes puede definirse con una frase de Ortega y Gasset hace más de 50 años. “la juventud, encerrándose en sí misma, cortando los puentes y quemando las naves que conducen a los estadios subsecuentes, parece declararse en rebeldía y separatismo del resto de la vida”.
Un tema que está a diario en los medios de comunicación es el del paro laboral de los jóvenes. Con ser grave, hay otro que lo es más grave aún: El paro interior.
Una inmensa mayoría de jóvenes están parados por dentro. Están vacíos, carecen de sueños, viven sin ideas, sin ideales, sin otro rumbo que el que marca la dirección del viento cada mañana.
Y con los jóvenes evangélicos está ocurriendo algo parecido. Sería interesante saber cuántos jóvenes ingresan anualmente en el conjunto de nuestras iglesias por el testimonio de jóvenes evangélicos.
Estamos perdiendo a los jóvenes de adentro y no ganamos a los de afuera.
Parodiando otras palabras de Ortega y Gasset escritas en el diario EL SOL, de Madrid, el 29 de octubre de 1918, me permito decir a los jóvenes evangélicos: “Ha llegado vuestra hora. Haced de este protestantismo nuestro un ensueño de mocedad, un paisaje limpio y fecundo. Romped, tajad. Acertar a imponeros los grandes deberes rigurosos y recoged en vuestras almas el entusiasmo y el dolor que nutre toda creación. Modernizad las iglesias. Es hoy la jornada de la juventud”.
MAYOR PRESENCIA DE LA BIBLIA EN EL CULTO DE LA IGLESIA
Es preciso reivindicar la importancia, el valor y la presencia de la Biblia en el culto dominical.
Estamos cayendo en el abandono de la Biblia. En nuestros cultos se dedica más tiempo a la alabanza, a la música, a los testimonios, a oraciones vacías, que a la exposición de la Palabra de Dios.
El fenómeno viene dado porque la gente no aguanta que se les hable una hora de Dios. Quieren participar, escuchar música, mucha música.
Lo triste es que aplauden la música, pero no se quedan con la letra.
“Esta es la palabra de Dios” dijo Hernán Cortés a Moctezuma en presencia de aztecas y de españoles, entregándole un ejemplar de la Biblia. Moctezuma aplicó el libro a su oído: “no oigo nada” contestó el emperador azteca.
Se escucha en las reuniones palabra humana en exceso.
Es preciso oír más la Palabra divina.
NUEVAS FORMAS DE EVANGELIZACIÓN
La evangelización del siglo XXI ha de volver a los patrones del siglo primero.
En el siglo XX hemos ensayado todos los métodos para evangelizar. Las grandes campañas, la televisión, la radio, la prensa escrita, y ahora Internet.
Todos esos sistemas están agotados y actualmente son poco efectivos.
Hay que volver al testimonio personal, al tú a tú, al casa por casa, a los recursos de la iglesia local.
Hace diez años había en Cuba 200.000 evangélicos. Hoy se calculan 400.000. La razón de este crecimiento es que el Gobierno cubano no permite la construcción de nuevos templos y las iglesias han recurrido a los domicilios particulares. Son las llamadas “casas culto”.
Los cristianos de hoy nos encerramos en nuestras casas, blindamos las puertas, no permitimos la entrada a gente extraña ni tampoco salimos de ellas para hablar de Cristo al vecino de enfrente.
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