España no es católica. No lo es de hecho. La sociedad española está abandonando el catolicismo a marchas forzadas.
Ya en 1969 el filósofo
José L. López Aranguren dio un toque de atención con su libro LA CRISIS DEL CATOLICISMO.
Desde entonces han sido numerosos los ensayos que se han publicado en libros y revistas sobre la deserción religiosa de los católicos españoles. La revista INTERVIÚ hablaba, en un extenso reportaje, del declive de la Iglesia católica en España.
OPINIONES DE TRES SOCIÓLOGOS
Los escritores Pedro González y Juan González, autores del libro RELIGIÓN Y SOCIEDAD EN ESPAÑA, dicen que la novedad característica de los españoles de hoy “es una doble ruptura: la de los modelos tradicionales de la transmisión de la fe y la del edificio o sistema de creencias”.
En esta misma línea escribe el sociólogo Amando de Miguelen su abultada obra LA SOCIEDAD ESPAÑOLA 1993-94. De Miguel admite que “existe un claro proceso secularizador” en España. Esta creciente tendencia secularizadora la mide De Miguel de dos maneras: “los fieles van cada vez menos a la Iglesia, fuera de los actos sociales, y una proporción creciente de católicos, digamos, bautizados, se consideran poco o nada practicantes e incluso agnósticos o ateos. La categoría cada vez más frecuente es la de católicos no practicantes”.
FOLKLORE RELIGIOSO
Tornos y Aparicio, autores del libro ¿QUIÉN ES CREYENTE EN ESPAÑA HOY? afirman que en nuestro país hay once millones de personas que dicen no profesar la religión católica. Estos autores dudan de la catolicidad de los millones restantes. En su mayoría, dicen, practican un folklore religioso que nada tiene que ver con la doctrina tradicional de la Iglesia católica. Para el periodista Antonio Soler, este folklore puede definirse como “la charanga de una gente camino de la diversión, sólo que va revestido, o lo quiere revestir, de religiosidad”.
PAGANISMO
La jerarquía católica española es consciente de esta situación. En el Vaticano lo saben también.
En una visita de los obispos españoles al Vaticano en septiembre de 1991, el Papa Juan Pablo II calificó el catolicismo de España de “neopaganismo”, que según el jefe de la Iglesia católica se evidencia en “el preocupante fenómeno de descristianización de las masas”.
Abundando en esta concepción, Enrique Miret Magdalena hacía las siguientes reflexiones en el verano de 1995: “España, ¿es un país religioso? Sí, pero pagano teñido de una engañosa vestidura cristiana”.
OCHO MILLONES DE DESERTORES
La profunda crisis religiosa que atraviesa la España católica fue denunciada por la revista VIDA NUEVA. Decía el articulista: “A nadie se le oculta a estas alturas que el fin del franquismo y la transición a la democracia ha supuesto también un importante cambio en la religiosidad de los (y las) españoles. Los autores del informe sobre RELIGIÓN Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DE LOS 90, de la Fundación Santa María (1992), afirmaban que entre 1970 y 1989 “la quinta parte de los españoles ha emigrado del espacio religioso al espacio de la indiferencia o al ateísmo”.
La quinta parte de 45 millones son unos nueve millones. Nueve millones de españoles que han abandonado formalmente la Iglesia católica.
¿Dónde están?
En el agnosticismo. En el ateísmo. En la indiferencia religiosa.
Desde luego, en nuestras iglesias no están. Y eso debería preocuparnos.
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