El acontecimiento tuvo lugar el pasado mes de marzo. Es igual. El tema continúa siendo actual. Las acciones que el Vaticano ha venido protagonizando a lo largo de la Historia jamás han prescrito. Todo lo relacionado con ese formidable poder político y económico es de absoluta vigencia. Para mi tengo que si el calendario maya tuviera cumplimiento y todos los estados del mundo sucumbieran en la catástrofe anunciada para diciembre de este año, el estado extranjero que es el Vaticano, con súbditos uniformados en medio mundo, continuaría existiendo en solitario en el interior de los infranqueables muros construidos donde se erigía el circo de Nerón.
El Papa Benedicto XVI llegó a Cuba el lunes 26 de marzo del año que estamos viviendo. Su primer acto consistió en una visita a la imagen que el Vaticano ha nombrado, así, por las buenas y por las malas, patrona de todos los cubanos, la llamada virgen de la Caridad del Cobre, si bien el pueblo ha tenido una larga tradición atea. Esta ceremonia tuvo lugar a las nueve y media de la mañana del martes 13. Dicen que en ese santuario “se dio un baño de masas”. Nada del otro mundo. Las honradas masas de este mundo siempre acuden donde está la feria. Y la superstición religiosa.
El mismo martes emprendió vuelo a La Habana y se reunió con el presidente del Gobierno, Raúl Castro.
La gran Plaza de la Revolución se llenó de gente para asistir a una misa multitudinariaque ofició Benedicto XVI.
Unos ritos contrarios en todo al Cristianismo de Cristo, a la pura doctrina contenida y explicada en el Nuevo Testamento. Esa misma noche regresó a Roma, donde llegó en la mañana del jueves.
“Visita histórica a Cuba”, tituló con destacados caracteres el diario A.B.C.(27-3-2012). ¿Histórica? ¡Benditos ilusos! ¿Qué historia forjó el Papa? ¿Cambió la isla? ¿En qué? El imperio estadounidense no ha podido cambiar la historia de Cuba en cincuenta años de acoso. ¿Pudo cambiarla el Papa en dos días y medio? ¡Más rigor al titular, señores periodistas!
La oposición política al régimen cubano se enfadó con el Papa porque les negó un encuentro con ellos. Un minuto, tan solo un minuto del tiempo del Papa es lo que pedía Berta Soler, investigadora en microbiología, de 48 años, católica, al frente de las damas de blanco que se manifiestan cada semana por las calles de La Habana, con una medalla de la llamada virgen de la Caridad del Cobre colgada al cuello. El Papa no le dio ni un minuto ni un segundo. “Tenemos derecho a que el Papa nos escuche”, dijo Berta Soler expresando el sentir de la oposición al régimen político. Otra ilusa. El Vaticano sólo entiende de los derechos que les son propios o de los que les producen beneficios.
Dicen que el Gobierno de Cuba puso como condición al Papa que no mantuviera entrevista alguna con líderes opositores. Y aquí se demostró que el viaje del Papa a Cuba tenía carácter político, no pastoral, para nada.Lo explico. El Gobierno cubano tenía todo el derecho a exigirle esa cláusula al Papa. Yo no lo invito a usted a mi casa para que se reúna con enemigos míos financiados por estados extranjeros y me pongan verde. ¿Con qué cara se va a presentar luego a mi? ¿Con la mente envenenada y atiborrada de prejuicios?
No. Si el Gobierno cubano prohibió al Papa que se reuniera con la oposición, algo tampoco muy fundamentado, lo hizo en base a lo que es, un gabinete político. Pero si el Papa fue a Cuba como pastor religioso de todos los cubanos, como anunció, ¿por qué marginó a centenares o a miles de ellos? ¿Por qué no puso su ministerio religioso por encima de las exigencias políticas? Diré por qué. Porque el Vaticano es un estado, un poder eminentemente político, más que nada político. Centenares de libros escritos en los principales idiomas así lo atestiguan.
La prensa española, que no logra quitarse de encima el tufillo a incienso, que tiene a la Iglesia católica más miedo que el gato al perro, interpretó el viaje del Papa en clave positiva. ¡Qué otra cosa puede hacer, si desde que desapareció el diario PÚBLICO ningún otro se atreve a contar las verdades del barquero a la jerarquía.
La buena mujer enviada por el periódico EL MUNDO a La Habana para cubrir la visita del Papa a la isla, Irene Hernández Velasco, comunicó a su periódico que “el ex presidente cubano (Fidel Castro) podría anunciar al Papa que ha abrazado la fe católica (26-3-2012). ¡Delirio de periodista! Esta mujer debería leer, si no lo ha hecho, los libros FIDEL CASTRO Y LA RELIGIÓN, de Frey Beto, y FIDEL CASTRO, biografía a dos voces, de Ignacio Ramonet. Aquí se concretan las ideas religiosas, filosóficas y políticas de Fidel Castro. Ideas que seis presidentes de Estados Unidos no han logrado cambiar en cincuenta años de hostigamientos y amenazas.
Un periodista cubano afincado en Madrid, Raúl Rivero, al que se le dio entrada en el diario EL MUNDO y que escribe en un artículo si y en otro también en contra de su propio pueblo, lució una vez más su permanente ironía y dijo que “a lo mejor (Fidel Castro) llegó a un acuerdo privado con el Sumo Pontífice para conseguir una entrada directa al paraíso”. Pero ¿usted cree, señor Rivero, que el Papa tiene la llave que abre y cierra la puerta del paraíso? ¿También la que abre y cierra la puerta del infierno? ¡Anda usted listo!
La periodista de EL MUNDO, Irene Hernández, confundió a los lectores de su periódico con opiniones propias no constatadas.
Dice la periodista: “Solo en 1991 en Cuba dejó de ser obligatorio declararse no creyente para poder ser miembro del partido comunista”. Falso. Cuando Fidel y sus seguidores luchaban en Sierra Maestra contra el ejército de Batista, un hombre joven, Frank País, era el jefe Nacional de Acción del 26 de julio. Su responsabilidad abarcaba toda la isla. Era tan importante en la clandestinidad como Fidel en el frente. Frank era hijo del gallego Francisco País, por entonces pastor en la Primera Iglesia Bautista en Santiago de Cuba, donde Frank predicaba con frecuencia. Era creyente y era revolucionario. Más: en el Parlamento de Cuba hay dos diputados, Raúl Suárez, pastor bautista, y Sergio Arce, pastor presbiteriano. Ambos son creyentes y miembros del partido comunista. Son hombres que andan por los 70 años, quiero decir que están en el parlamento de la nación mucho antes de 1991.
Dice la periodista: “Hasta los años 80 practicar cualquier religión era motivo para negar a cualquier persona la matricula en determinadas universidades”. Falso. Entre 1980 y el 2012 que estamos viviendo transcurren 32 años. Tengo dos amigos médicos que pasan los 50, creyentes evangélicos, y estudiaron en la Universidad. Uno médico internista en La Habana, y otro médico urólogo en Santiago de Cuba. Este tiene tres hermanas que también estudiaron en la Universidad. Como estas personas hay otras muchas, evangélicas y católicas con títulos universitarios obtenidos antes de 1980.
Dice también la periodista: “La Iglesia católica ha sido la única confesión religiosa presente en Cuba a la que le ha sido permitido construir un nuevo templo”. Falso. Antes que a la Iglesia católica se permitió a la Iglesia protestante presbiteriana construir un templo en Varadero. Y de pequeños y viejos locales de culto se ha permitido construir templos de la Iglesia de Cristo en la calle 10 de octubre y en Bella Vista, en Habana, también en Consolación del Sur, en Matanzas y en otros lugares.
En España se escriben muchas falsedades sobre Cuba. El diario A.B.C. (1-4-2012) decía que el Papa apostó en la isla por la libertad religiosa. ¿Más? La Iglesia católica, al aire de las plazas o en el interior de los templos disfruta de una libertad religiosa en Cuba superior a la que practica desde el Vaticano.Voy a Cuba desde 1986, hace ya 26 años. He realizado 58 viajes a la isla. Cada vez que llego al aeropuerto alquilo un coche y recorro el país de punta a punta, los mil kilómetros que separan Pinar del Río de Guantánamo o Santiago de Cuba. Predico la Biblia en casas particulares, en templos, en pequeños locales, jamás he sido molestado. Me he sentido más libre como líder protestante en Cuba que en la España de Franco. La única condición que exige el Gobierno es que se respeten las leyes del país. Muy normal. ¿O es que podemos ir al Vaticano y actuar como nos de la gana? Allí sí que deberían cambiar las leyes. Todas.
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