Que la Onoromancia o adivinación por la interpretación de los sueños ocupa un lugar destacado en las páginas de la Biblia, nadie puede negarlo.
Un gran especialista de estos temas,
Sigmund Freud, en su célebre libro La interpretación de los sueños, traducido a los principales idiomas del mundo, dice al respecto: “Un eco de la primitiva concepción de los sueños se nos muestra indudablemente como base en la idea que de ellos se formaban los pueblos de la antigüedad clásica; admitían estos que los sueños se hallaban en relación con el mundo de seres sobrehumanos de su mitología y traían consigo revelaciones divinas o demoníacas, poseyendo, además, una determinada intención muy importante con respecto al sujeto; generalmente, la de anunciarle el porvenir… No corresponden a una revelación sobrenatural, sino que obedecen a leyes de nuestro espíritu humano, aunque desde luego éste se relaciona con la divinidad
[1].
Entre esos pueblos de la antigüedad clásica hay que contar a Israel, cuya historia Freud conocía a la perfección, por ser él mismo judío y por haberle interesado profundamente, como científico y como literato.
En la literatura bíblica la valoración de los sueños va unida a la manifestación misteriosa de la voluntad divina y como augurio del futuro.Los sueños aparecen en la Biblia como una vía normal por la que Dios se comunica con los hombres.
Nada más producirse la alianza entre Dios y Abraham, el patriarca sueña “a la caída del sol”con aves de rapiña que caen sobre cuerpos de animales muertos. La revelación explica el significado del sueño. Su descendencia viviría oprimida en país extraño (
Génesis 15:12-17).
La literatura y el arte han tratado extensamente la llamada
escalera de Jacob. Camino de Beerseba a Harán el hijo de Isaac llega a un lugar que no nombra y, cansado del camino, al caer la noche se acuesta en tierra, poniendo por cabecera una piedra: “Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella” (
Génesis 28:12).
La escala indicaba la existencia de una comunicación continua entre el cielo y la tierra. La interpretación futurista del sueño era la protección de Dios sobre Jacob en su viaje y a lo largo de su vida.
A José le llamaban sus propios hermanos “el soñador”(
Génesis 37:19). De joven contó a su padre y hermanos dos sueños ocurridos durante la noche que tuvieron exacto cumplimiento años después: en el primero de ellos se presagiaba el encumbramiento de José en Egipto, al que tendrían que postrarse sus hermanos. El segundo incluía en la supremacía, además de los hermanos, al padre y a la madre, representados por el sol, la luna y las once estrellas (Génesis 37:1-11).
Encarcelado en Egipto por las artimañas de la esposa de Potifar, José coincide en prisión con dos personajes importantes, “el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos” del Faraón. El primero sueña que volverá a exprimir vino en la copa del Faraón y el segundo que las aves le comieron las pastas que llevaba al todopoderoso señor de Egipto. José interpreta ambos sueños, que tienen un cumplimiento puntual. El copero fue repuesto en su oficio y el panadero fue decapitado.
Unas páginas más, en el
capítulo 41 de Génesis, Moisés vuelve a relacionar a José con la interpretación de los sueños. Esta vez se trata del Faraón de Egipto. El gran señor de aquellas tierras creía que los sueños que le habían inquietado durante la noche eran obra de su padre Ra, con la intención de amonestarle. Al día siguiente convoca a los grandes de palacio, sabios, magos, adivinos, les cuenta los sueños, y les pide que le expliquen sus significados. No pueden. Siguiendo el consejo del copero manda llamar a José, que aún estaba en prisión. Creyendo estar ante un adivino superior, Faraón pide a José que haga uso de toda su ciencia y le interprete los sueños. El joven israelita le responde que su ciencia no vale para esas cosas, pero la ciencia de su Dios, sí. José acierta plenamente en su misión y es encumbrado al cargo de Virrey de todo Egipto.
La utilización de la copa que se empleaba para adivinar, la correcta interpretación de todos los sueños,
¿fue José un adivino, como pretenden los ocultistas? En la Biblia está claro que sus poderes le venían de Dios, pero quienes se mueven en el mundo de la oscuridad y de la magia insisten en que a sus facultades divinas se unían las fuerzas ocultas y misteriosas de la adivinación practicada en las antiguas civilizaciones caldea, babilónica y egipcia.
Los sueños de Abraham, Jacob y José no son los únicos que podemos encontrar en las páginas de la Biblia.
Otrospersonajes, menos referidos, protagonizaron sueños que fueron alusiones metafóricas de eventos futuros y de los cuales podría escribirse todo un libro. En
Jueces 7:13-14, un soldado del ejército de Gedeón cuenta un sueño y otro, compañero suyo, lo interpreta. El advino acierta en su pronóstico.
En Daniel se repite una historia muy parecida a la de Joséy los sueños del Faraón. Pero en el caso de Daniel toda la interpretación es en función de una profecía mesiánica concreta.
Daniel es un personaje de la nobleza judía, llevado de niño cautivo a Babilonia. Allí logra ocupar un cargo importante en la corte del rey Nabucodonosor.
El rey tuvo un sueño que le inquietó. Para conocer su significado “hizo llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos” (
Daniel 2:2). Tiránicamente, Nabucodonosor exige de ellos que le digan primero el sueño que tuvo y después su interpretación. Todos fracasan. Llamado Daniel, satisface la curiosidad del rey. Primero le dice qué soñó, y luego su significado (
Daniel 2:1-49).
Un segundo sueño espanta los pensamientos del rey.
El desarrollo es idéntico al anterior. Mandó llamar a “magos, astrólogos, caldeos y adivinos” (
Daniel 4:7), quienes fracasaron en su trabajo. Daniel volvió a triunfar (
Daniel 4:1-37).
Los intérpretes cristianos de la Biblia ponen mucho cuidado en destacar que Daniel no obtiene sus conocimientos por medios mágicos, sino que provienen del Dios que está en los cielos, que revela los secretos, según confesión del propio profeta. Para Daniel, Dios “revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (
Daniel 2:22). Nabucodonosor da a Daniel el título de “jefe de todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos” (
Daniel 5:11).
En esta relación no se incluyen las revelaciones de Dios en los sueños de personajes conocidos, como Salomón, José, la Virgen María, Pabloy algún otro.
Con todo, la Biblia se muestra reservada ante el fenómeno de los sueños por lo que respecta a su valoración religiosa. El Antiguo Testamento pone un tope negativo a la evaluación de los sueños. Son falsos cuando se oponen a los designios de Dios: “No darás oído a las palabras de tal profeta, ni a tal soñador de sueños” (
Deuteronomio 13:3).
El profeta Jeremías arremete contra los falsos agoreros que vaticinan prosperidad a los pueblos infieles: “No prestéis oídos a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros encantadores..No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni atendáis a los sueños que soñáis” (
Jeremías 27:9 y 29:8).
[1] Sigmund Freud, OBRAS COMPLETAS, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 1973, tomo I.
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