Tiene significado de adivinación o forma de adivinar.Los historiadores del tema afirman que el primer intento de clasificación de procedimientos mánticos se remonta a Cicerón, el más elocuente de los oradores romanos, quien vivió en la primera mitad del siglo II.
Para Cicerón existen dos clases de adivinación, una que se debe al arte y otra a la naturaleza. De esta forma Cicerón fue el primero en poner una sólida base, de la que apenas nos hemos apartado desde entonces en esa tentativa por descubrir lo que al hombre le está escondido en el tiempo y en el espacio, que en opinión del francés La Roche es una manera indebida de predecir las cosas, ya que prescinde de la ayuda de Dios, se emplean numerosos métodos.
La Enciclopedia Espasa, por citar un ejemplo de libro no especializado, nombra más de cincuenta fórmulas, sin contar las distintas versiones de cada una de ellas. Krafer, ya citado, recoge un catálogo que incluye 125 maneras de adivinar el futuro. Sin embargo, este número casi lo duplica Le Scouezec en su DICCIONARIO DE LAS ARTES ADIVINATORIAS
[1]. Este autor registra nada menos que 227 métodos para entrar en el porvenir de las personas. Desde la “Abacomancia”, proceso de adivinación que utiliza tablas como referencia, hasta la “Zoomancia”, que agrupa las distintas formas de adivinación mediante los movimientos espontáneos ó el apetito de los animales.
Prescindiendo de tan extensas listas por razones obvias, aquí exponemos algunos de los métodos más vulgares y conocidos que suelen utilizar los adivinos. Si es que hay verdaderos adivinos.
QUIROMANCIA
La quiromancia, muy practicada por las gitanas, es una forma antigua de pretender adivinar el futuro por medio de la lectura de las líneas de la mano. El argentino Octavio Aceves dice que no hay dos manos iguales, y que en la mayoría de los casos hasta la derecha y la izquierda de una misma persona son diferentes. A renglón seguido ofrece esta explicación: “Las líneas que las surcan cambian lentamente con los años, y ningún examen completo ha de hacerse sin estudiar atentamente las dos: la izquierda nos habla de la herencia de las posibilidades recibidas al nacer; la derecha, de lo que hemos hecho y haremos con ellas. De ahí que muchos consideren a la derecha como la “indiscreta”, la que revela nuestros secretos más íntimos; ella es la que corrobora o modifica lo que nos dice la izquierda, permitiéndonos así llegar a la conclusión acertada”
[2].
Sorprende comprobar que estos adivinos, que en su inmensa mayoría rechazan la Biblia, se apoyan en el libro de Dios cuando les conviene.Suelen citar un texto del libro de Job que no tiene absolutamente nada que ver con el tema. Muchos, como el citado Aceves, con nulo rigor literario, hacen referencia al libro de Job, pero sin especificar capítulo ni versículo. Otros dan como referencia el 37:7, donde lo único que se lee es esto: “Así hace retirarse a todo hombre, para que los hombres todos conozcan su obra”.
¿Qué sentido tiene esta trampa?
CARTOMANCIA
La cartomancia o adivinación mediante las cartas de juego es una fórmula que no se remonta más allá del siglo XVI. Le Scouezec cita a Pierre de L´Ancre, quien en 1622 hablaba de estamperos o imagineros a los cuales definía de este modo: “Era una forma de adivinación de algunas gentes que hacían estampas, y las ponían en presencia de ciertos demonios o espíritus, a los que habían llamado para que instruyeran a aquellas estampas acerca de las cosas dudosas que ellos querían conocer. Esto da lugar a pensar que aquellas estampas de que habla son en realidad cartas adivinatorias”
[3].
El librito de Edicomunicación señala estas normas: “Se emplea para la cartomancia un juego de treinta y dos naipes.
“La copa y los bastos son por lo regular buenos y prósperos; los oros y las espadas de ordinario malos y adversos.
Las figuras de oros y copas indican personas blancas y rubias; las de espadas y bastos, morenas y de color castaño oscuro”
[4].
[1] Gwen Le Scouezec, DICCIONARIO DE LAS ARTES ADIVINATORIAS, Ediciones Martínez Roca, Barcelona 1965.
[2] Octavio Aceves, LAS RECETAS ADIVINATORIAS, Ediciones Temas de Hoy, Madrid 1993.
[3] Gwen Le Souezec, obra citada.
[4] LAS ARTES ADIVINATORIAS, Edicomunicación, Barcelona 1987.
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