Dicho esto, añadimos: El Antiguo Testamento es esencialmente la historia de un pueblo, la historia del pueblo hebrero, la historia de Israel. Este nombre fue dado a Jacob por un varón celestial en el curso de una misteriosa lucha ocurrida en un lugar llamado Peniel (
Génesis 32:30). Tras el cambio, el nombre de Israel se da más bien al pueblo que al patriarca, al que se sigue llamando Jacob.
Después de siglos de luchas internas, de guerras con otros pueblos, de maltratos históricos y de exilios por naciones de la tierra, el 14 de mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel, que aspiraba a la unidad territorial y cultural de los judíos. Hoy día Israel es la única nación parlamentaria en ese rincón del mundo que habita.
Desde que el canon de la Biblia fuera parcialmente fijado en el siglo II , según L. A. Muratori, y definitivamente establecido en el siglo IV por el Concilio Hipanense, Israel ha tenido su mejor valedor en el Cristianismo.
En los días que corren el Cristianismo, especialmente el protestantismo, es la primera y más importante agencia publicitaria de la historia de Israel.
Estadísticas de toda fiabilidad concluyen que el Cristianismo tiene hoy día 2.100 millones de seguidores. De estos, 600 millones son protestantes. Los sacerdotes católicos y los popes ortodoxos exponen en las misas dominicales homilías que generalmente están programadas para todo el año, escritas por comisiones de superiores. En estas homilías abundan textos del Antiguo Testamento de carácter esencialmente histórico.
Los pastores protestantes son libres de elegir el fundamento bíblico de sus predicaciones. Una encuesta realizada por el departamento religioso de la Universidad de California revela que de cada cien pastores en Estados Unidos setenta y tres basan los sermones en libros del Viejo Testamento. El veintisiete por ciento restante eligen escrituras del Nuevo Testamento o mezclan ambas partes de la Biblia.
Es sabido que los miembros de iglesias protestantes son más fieles en la asistencia al culto dominical que los de otras ramas del cristianismo. Esto significa que millones de protestantes en países donde se practica esta creencia son adoctrinados al menos una vez por semana en la historia de Israel. Un reclamo propagandístico impagable, ofrecido gratuitamente.
Las iglesias protestantes tienen departamentos de Escuela Dominical donde maestros versados en la Palabra, generalmente maestras, instruyen a los niños en la historia de la Biblia, dedicando más horas al Antiguo que al Nuevo Testamento. Con franelas, diapositivas y ahora también en videos, los niños que aún son incapaces de localizar a Israel en el mapa van aprendiendo desde primaria hasta la adolescencia la historia de este pueblo. La conocen mejor que los propios niños hebreos.
Están también los templos protestantes con la estrella de Israel en sus fachadas, especialmente en Estados Unidos. Iglesias que ostentan nombres hebreos como “Iglesia de Jehová”, “Trono de Yavé”, “Templo de Adonay” y otros parecidos. Los Testigos de Jehová son los difusores constantes del nombre hebreo de Dios.
Organizaciones protestantes en Estados Unidos, América Latina y parte de Europa desarrollan programas a favor de Israel y promueven ofrendas que envían a entidades en territorio hebreo.
Se entra a un templo protestante, se abre un libro de cánticos para alabar a Dios, y la letra de esos himnos cuenta en gran parte la historia de Israel.
Los rabinos hebreos que ministran los sábados en las sinagogas deberían dedicar un tiempo a rogar a Dios por los protestantes, de quienes tanto bien reciben. Dar gracias al Dios Padre por usarlos para divulgar la antigua historia de Israel desde Abraham hasta Malaquías.
Si quieres comentar o