El escritor norteamericano Jerónimo Salinger tiene una estupenda novela titulada
El cazador oculto. Salinger presenta a un chico joven llamado Holden Caufield que durante tres días recorre las calles de Nueva York sin rumbo alguno, mirándolo todo y hacia todas partes.
Salinger dice que el joven Holden "buscaba entre tantos laberintos un camino que le llevara a algún lugar bonito. No lo encontró, porque no había caminos en su vida. Estaba interiormente perdido". Es el cuadro de una gran parte de la juventud.
Chicos y chicas andan perdidos en las ciudades y en los pueblos, porque no se han encontrado a si mismos.
Cristo te advierte sobre los caminos equivocados:
"Espacioso el camino que lleva a la perdición... y estrecho el camino que lleva a la vida..." (
Mateo 7:13-14).
Los sacerdotes judíos decían de Cristo:
"Maestro...sabemos que enseñas el camino de Dios con verdad.." (
Lucas 20:21). Sólo Cristo te enseña el camino de Dios.
Porque te muestra los auténticos valores de la vida.
La prestigiosa revista norteamericana
News of the World realizó una encuesta sobre los valores de los jóvenes en los países de América Latina. Los resultados de la encuesta vinieron a demostrar que los jóvenes en esta parte del continente americano tienen las mismas preferencias que los de Estados Unidos y los de Europa.
En primer lugar, encontrar un buen puesto de trabajo.
En segundo lugar, acabar la carrera en la Universidad y poder ejercerla para ganarse la vida.
En tercer lugar, ser fiel a la familia: padre, madre, hermana, etc.
En cuarto lugar, enamorarse, contraer matrimonio, crear una familia.
En quinto lugar, respetar la igualdad entre hombres y mujeres.
En sexto lugar, manifestarse en contra de todas las actitudes y las leyes discriminatorias. Luego seguían otras preferencias de importancia secundaria.
Todo esto está bien.
Pero Cristo ofrece más. Cristo te dice que los auténticos valores de la vida están más allá de la vida misma:
"Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (
Marcos 8:36).
Tu meta no debe quedarse ahí, en lo puramente material, por muy noble que sea. Cristo te señala metas más altas:
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre" (
Juan 6:27).
En su famosa novela
Las Uvas de la ira, el novelista John Steimbeck cuenta la historia de jóvenes que en pleno vigor emprenden un largo viaje por tierras americanas para recuperar el pan que les quitaron.
En la novela y en la película que se hizo de ella los jóvenes tienen un vago gesto de cansados, de condenados. Tenían puestos los ojos en la tierra.
Cristo ofrece otras perspectivas.
Porque te dice dónde están las prioridades de la vida.
Abres el televisor, enchufas la radio, lee la prensa. Todos los mensajes a la juventud dicen lo mismo:
Compra.
Consume.
Aprovecha la oferta.
Paseas por las calles y las vallas publicitarias te agobian:
Viste así.
Viaja.
Estos pantalones son mejores.
Compra estas camisas.
Una nueva marca de tenis.
Eres joven. Tienes derecho a vivir tu vida. El mensaje de Cristo es diferente.
A un chico joven que se le acercó preguntando qué era preciso hacer para heredar la vida eterna, le respondió:
"Vende todo lo que tienes...y sígueme..." (
Marcos 10:21).
El joven pudo haberle dicho: Señor: En mi casa hay criados, esclavos. Tenemos campos, casas, comerciamos con barcos. Tú no sabes qué es eso de venderlo todo, porque tú no tienes nada. Nunca has tenido nada.
Cristo no te dice que te despojes de lo que tienes. Lo que te dice es que le des prioridad a Él. Que busques primero el reino de Dios. La justicia de Dios.
Y puede que por añadidura El te de lo que ahora no tienes. Tengas mucho, tengas poco o no tengas nada, síguele.
Si quieres comentar o