PROTESTANTE DIGITAL no quiere permanecer al margen del acontecimiento. A partir de esta semana publicará una serie de artículos en los que se analizarán los temas centrales de la filosofía marxista y la respuesta del Cristianismo de Cristo.
Iniciamos la serie con un acercamiento a la religión que conoció Carlos Marx en su época.
Se ha escrito mucho sobre la crítica que Carlos Marx hace a la religión. Pero creo que este punto no ha sido claramente verificado.
Para entender con objetividad la crítica marxista de la religión hay que derivar su doctrina del momento histórico que le tocó vivir y de las circunstancias sociales y religiosas que rodearon su vida desde la juventud.
Henrich Marx, padre de Carlos Marx, fue un abogado judío. Para poder ejercer se convirtió al protestantismo. Pero jamás renunció a sus creencias judías. Entre sus parientes había varios rabinos.
Carlos Marx conocía muy bien el judaísmo. Le dedica muchas páginas en su libro de 1843, LA CUESTIÓN JUDÍA. En la Alemania de mayoría protestante y de fuerte presencia católica estudió a fondo ambas religiones, que le desencantaron totalmente y contra las que arremetió en sus escritos, metiéndolas juntas en el saco sin fondo del Cristianismo.
Cuando Carlos Marx crítica la religión estaba criticando la avaricia del judío materialista. Estaba criticando el protestantismo burgués aliado con el capitalismo. Estaba criticando la explotación del obrero por parte de las altas jerarquías católicas.
La actitud de Carlos Marx ante la religión fue la misma que adoptó la revolución francesa de 1830 contra la monarquía dictatorial y el clero cómplice, y la revolución soviética de 1917 contra la explotación de los campesinos por los zares y la Iglesia ortodoxa.
Lo que critica Marx no es el Cristianismo del Nuevo Testamento, sino el cristianismo dentro de la fe capitalista, “en su versión burguesa del protestantismo”, como dice en LA IDEOLOGÍA ALEMANA, escrita en colaboración con Engels, y el poder absolutista del Papa sobre los soberanos, ideas en las que insiste hasta la publicación de los MANUSCRITOS en 1844.
Sobre este tema conocemos bien el pensamiento de Marx quien, juntamente con Engels, habla claramente de ello en el MANIFIESTO COMUNISTA, donde leemos: “Lo mismo que el clérigo siempre anduvo de parte del feudal, así también anda el socialismo clerical junto con el feudalista”.
Más duro se muestra en una carta dirigida a Engels en 1869, en la que escribe: “En este tour por Bélgica con parada en Aquisgrán y paseo por el Rin arriba, me he convencido de que hay que proceder contra los curas de manera enérgica, sobre todo en las regiones católicas”.
La conclusión de que este tipo de religión deja al ser humano impotente e indefenso ante el poder del mediador constituye una obsesión para Carlos Marx. “Es claro — dice — que ese intermediario se convierte en un verdadero Dios.. .en un ser fuera del hombre y por encima de él, pues el mediador es el poder real sobre aquello que le convierte en mediador” (Werner Post, LA CRÍTICA DE LA RELIGIÓN EN KARL MARX, pág. 241).
Cualquier persona que conozca el Nuevo Testamento y lea este párrafo creerá que está leyendo a San Pablo. Las ideas son totalmente coincidentes.
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