En la norma anterior el autor nos llevó del llanto a la risa. Ahora nos conduce por caminos desiguales: Endechar y bailar. En una frase que sólo tiene seis palabras, Salomón nos conduce del funeral a la boda. De la tristeza a la alegría.
El Talmud judío habla de “la flauta de los muertos” y “la flauta de las bodas”.
Este contraste aparece también en la parábola de los niños contradictorios que Jesús pronuncia al denunciar la indiferencia de la generación que no entendió el mensaje de Juan el Bautista:
“Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis”. (
Lucas 7:31-32).
Endecha es una composición poética.
Pero endechar significaba en tiempos antiguos entonar cantos de duelo y lamentos por los difuntos.
Existían mujeres llamadas “plañideras”. Eran alquiladas por gente rica para llorar y lamentarse junto al féretro del muerto y de la muerta.
En la película ZORBA EL GRIEGO, que protagonizaba Anthony Quin, hay una escena donde aparecen estas plañideras endechando a un muerto.
Salomón dice que hay tiempo de endechar. Esto plantea un tema que pocas veces se trata. ¿Hemos de llorar cuando muere una persona cristiana o hemos de alegrarnos?
La separación duele, pero el muerto va a un lugar de felicidad:
“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. (
Apocalipsis 14:13).
Lo que la Biblia llama una buenaventura, nosotros lo consideramos casi siempre como una malaventura, porque el muerto ya no vive con nosotros.
La segunda parte de esta cláusula hay que tomarla con precaución. Se puede interpretar que estoy autorizando o incitando al baile. Pero me atengo a lo que dice aquí Eclesiastés.
¿Es pecado bailar? Que conteste cada líder de iglesia. En el Antiguo Testamento el baile se practicaba como una expresión de alegría.
María, hermana de Moisés
“Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas” (
Éxodo 15:20).
La hija de Jefté
“Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única: no tenía fuera de ella hijo ni hija” (
Jueces 11:34).
Mujeres de Israel
“Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música” (
1º de Samuel 18:6-7).
David
“Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado.
Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino” (
2º de Samuel 6:13-14).
Salmo 30:11
“Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría”.
Los niños
En la parábola citada de
Lucas 7 Jesús recrimina a los muchachos que se negaban a bailar en la plaza aunque les tocara la flauta.
Si se me pregunta directamente cuál es mi postura, respondo: Si tengo que escoger entre llorar por los muertos o bailar con los vivos, prefiero bailar.
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