La palabra Navidad hace referencia a nacimiento y ésta a su vez a simiente.
Pues bien,
hay tres grandes anuncios en los que el término simiente o linaje aparece en la Biblia. Cada uno de ellos contiene una promesa asociada que responde a una extrema necesidad que los seres humanos tenemos.
1. Simiente de la mujer. 'Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.'[i]
El linaje humano había quedado derrotado y cautivo en la confrontación librada ante su enemigo, al caer en el ardid en el que éste astutamente se presentó como aliado suyo. Todo el horizonte aparecía teñido de humillación y fracaso.
Pero he aquí que en ese escenario de oscuridad se produce este anuncio en el que se promete que un ser humano, varón por más señas dado el pronombre masculino que el texto original lleva, será quien se enfrente y venza al enemigo. Lo lógico hubiera sido pensar que dado que el diablo es de naturaleza espiritual que otro ser de orden espiritual contendiera con él, para que hubiera equivalencia en la fuerza y el rango. Por ejemplo, un ángel o un arcángel, un serafín o un querubín. Pero de haber sido de esa manera, la victoria quedaría adjudicada a esa clase de criaturas, continuando el linaje humano bajo el signo de la derrota que le fue infligida.
Por eso, la victoria tenía que venir por un representante de ese linaje humano, para que de esa manera la humanidad quedara vindicada y saliera victoriosa en la persona del vencedor.
Hay tres propiedades que se nos dicen en ese anuncio sobre este vencedor:
· Su encarnación. Ya que es simiente de la mujer.
· Su pasión. Al sufrir la herida de la serpiente.
· Su triunfo. Al aplastar la cabeza de la serpiente.
En resumen, hay un representante nuestro, el único, que efectúa la venganza y la vindicación ennuestro favor.
2. Simiente de Abraham. 'En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.'[ii]
Uno de los resultados de la derrota es que el linaje humano quedó sujeto a las consecuencias de la maldición. Se trataba de un lastre imposible de soportar, pero imposible también de eliminar. Sin embargo, en este anuncio está presente una palabra que es una melodía celestial para nuestros oídos: Bendición. Una bendición que no consiste primordialmente en algo de índole material, sino en el otorgamiento gratuito de la justicia imperecedera. Pues bien, tal obra es llevada a cabo por alguien a quien se denomina simiente de Abraham, de modo que se constituye en el instrumento por el cual se va a canalizar tal bendición.
Ese instrumento es universal; es decir, no hay una simiente para los occidentales y otra para los orientales, no hay una para los judíos y otra para los gentiles, no hay una para los antiguos y otra para los contemporáneos, sino que es una sola válida para todos. Para todas las naciones de la tierra, dice el anuncio.
La clave por la que esa bendición se impartirá es la obediencia, una obediencia que es hasta las últimas consecuencias, hasta la muerte. La escena nos remite a un altar en el que figuradamente ha sido sacrificada la simiente de Abraham. Pues bien, lo que aquí es figura llegará a ser realidad, porque a través de la muerte de la simiente de Abraham se hará posible la bendición.
Teníamos un problema esencial que se llama maldición, por causa de nuestra falta de justicia. Y antes de nada había que remover ese formidable impedimento, si es que la bendición iba a reposar sobre nosotros. Justamente eso es lo que sucedió, porque la simiente de Abraham tomó sobre sí nuestra maldición, para que su bendición, resultado de su obediencia, nos fuera contada a nosotros.
3.
Simiente de David. 'Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.'
[iii]
Los seres humanos tenemos una necesidad de organizarnos colectivamente, ya que es innata en nosotros la tendencia a regular nuestras relaciones en comunidades, pueblos o naciones. El problema es que incluso los mejores sistemas de gobierno hacen agua por muchos sitios y que hasta los mejores gobernantes están llenos de carencias, inconsistencias y errores, por no hablar de los imponderables que los superan y que no saben ni pueden resolver.
Por eso hay un persistente anhelo universal de un gobierno y un gobernante que colme las profundas expectativas comunitarias que el linaje humano tiene. Todos los intentos que ha habido y hay se quedan muy lejos de alcanzar esa meta. En algunos casos hasta se convierten en auténticas pesadillas de horror y terror. En otros solo son grotescas imitaciones de lo que pretenden ser.
Sin embargo, en este anuncio se promete la venida de la simiente de David, alguien que procediendo de él será, no obstante, más grande que él, a fin de establecer un gobierno de insuperable cualidad, calidad, duración y extensión.
No son tres simientes, como si se tratara de tres personajes distintos. Es una sola simiente, una sola persona, que realiza tres funciones en nuestro favor. Es Jesucristo, en quien se cumplen las promesas de victoria, bendición y gobierno. Esa es la simiente a la que se refiere la Navidad.
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