El libro de Proverbios tiene que ver con las realidades de esta vida y su sabio manejo. Es un libro muy práctico, pues trata con asuntos tan cotidianos como las amistades, la familia o la sexualidad y, por supuesto, también con todo lo que tiene que ver con la economía. Que sea un libro práctico no quiere decir que se trate de un manual de mera sabiduría humana, ya que desde el principio aclara cuál es la piedra fundamental de la auténtica sabiduría, que no es otra que el temor de Dios.
Pues bien,
al tratar las cuestiones económicas descubrimos la importancia fundamental que tiene el trabajo. El trabajo, que es diligencia, esfuerzo y acción se recomienda una y otra vez en ese libro, convirtiéndose en el gozne sobre el que gira la prosperidad.
No puede haber verdadero progreso soslayando el trabajo, según Proverbios. De hecho, el modelo de trabajo que propone, del cual hemos de tomar nota, no pertenece a la sociedad de los seres humanos, sino a una sociedad en apariencia insignificante, tanto que podemos aplastarla con nuestro pie, como es
la sociedad de las hormigas. Ese insecto diminuto, es, a pesar de su tamaño, el modelo a seguir
[i] .
Cuando el texto que recomienda a la hormiga dice: "Mira sus caminos", eso se puede entender en un sentido literal y en otro metafórico. Literal, porque los caminos que fabrica en el suelo en su incesante actividad son verdaderamente un ejemplo de orden y disciplina. Esas hileras, que en algunos casos son de considerable extensión, muestran de forma fehaciente la laboriosidad de este insecto.
Metafóricamente también sus caminos, es decir, su comportamiento, resultan ser toda una lección para nosotros los humanos. No necesita un jefe que la vigile, lo cual indica que trabaja no por una coacción externa, sino por el sentido del deber. Es decir, su principio motor es el de la responsabilidad. Además conoce los tiempos y sabe que hay una etapa dentro de su ciclo de vida cuando hay que aprovechar, trabajando, la oportunidad que proporciona la abundancia de recursos, dado que no siempre estarán disponibles. Eso es trabajar con inteligencia, ya que el mero esfuerzo sin ella puede resultar infructífero.
Hay una clase de pobreza que es digna de compasión. Pero, según Proverbios, hay otra clase de pobreza que es digna de reprensión. La primera es la que está causada por imponderables que superan al individuo y le sumergen en una situación de desprotección y precariedad.
La segunda es la que está causada por la propia inacción del individuo. Es su falta de responsabilidad y de sentido del deber lo que desemboca en su pobreza económica. De ahí las continuas advertencias que tenemos en este libro sobre la negligencia
[ii], hasta el punto de que el holgazán es víctima merecida de su propia indolencia
[iii].
Es muy importante esta distinción entre pobreza y pobreza, ya que de no discernirse la diferencia es posible ayudar a mantener y alimentar la desidia, que es un pozo sin fondo.
Una y otra vez Proverbios no se cansa de ensalzar el trabajo. De hecho, incluso los recursos escasos, si son trabajados inteligentemente, se convierten en fuente suficiente de provisión
[iv]. El "barbecho de los pobres" es ese pequeño capital humano que, por obra de la laboriosidad dirigida sabiamente, proporcionará réditos que permitan subsistir. Por tanto, la inteligencia, imaginación, diligencia e industriosidad son ingredientes fundamentales para que un individuo, una familia o una nación salgan adelante.
En resumen, en Proverbios la economía está sostenida sobre una piedra fundamental que se llama trabajo. Todas las recetas 'milagrosas' que no se apoyan en ese cimiento son engañosas, ficticias y ruinosas[v]. Es decir, el enriquecimiento rápido y fácil, el sueño de muchos, no es sino la construcción de un edificio sobre arenas movedizas. Y la subsistencia basada en subvenciones pródigamente repartidas sin reparar más allá, puede crear fácilmente una mentalidad de dependencia y flojedad, que se acostumbra al mínimo esfuerzo, rehuyendo todo lo que tenga que ver con lo que supone tarea.
Ahora que estamos con el agua al cuello económicamente, y también en otros aspectos, sería aconsejable tener en cuenta las imperecederas lecciones de ese pequeño gran manual de economía que se llama Proverbios y su intemporal enseñanza sobre el principio cardinal del trabajo.
Si quieres comentar o