El proyecto se comenzó en 1929 y no se terminó hasta 1938, siendo una de las obras de ingeniería más grandes y sofisticadas nunca hechas hasta aquel momento.
Vista externamente, la Línea Maginot era una impresionante fortificación militar consistente en un gran número de casamatas entre el territorio de ambas naciones; pero en realidad era mucho más que eso: desde la superficie hasta el polvorín ubicado en la planta inferior, había siete niveles que cobijaban una guarnición de 22.000 hombres y que disponían en los niveles intermedios de oficinas, zonas de descanso, cuarteles, avituallamiento y hasta una línea de ferrocarril subterránea que desplazaba las tropas de un punto a otro.
Se trataba de mucho más que una convencional línea defensiva: era una especie de gran hormiguero humano construido en las entrañas de la tierra y se decía que era más cómoda que una ciudad moderna. Sus muros de hormigón eran los más gruesos que se hubieran construido hasta entonces y sus cañones los más potentes, de forma que la Línea Maginot era el orgullo de Francia y prácticamente hacía de ella una fortaleza inexpugnable. Nunca más los ejércitos alemanes podrían repetir la invasión de 1914.
Sin embargo, cuando Hitler dio el 5 de junio de 1940 la orden de invadir Francia, la Línea Maginot se demostró totalmente inútil ante el avance de los tanques y la aviación alemanes que, penetrando por Bélgica, la atacaron por detrás y la dejaron inservible. En cuestión de pocos días París fue tomada y Hitler se paseó por ella triunfalmente el 23 de junio.
¿Qué había pasado? ¿Cómo era posible que un sistema considerado invulnerable se hubiera venido abajo como un castillo de naipes? Los análisis para entender las causas del fracaso de la Maginot apuntan a cuatro grandes motivos:
- La Línea Maginot era una fortificación defensiva, pensada para frenar al enemigo pero no tenía capacidad operativa de ataque.
- Había sido construida bajo los parámetros de la I Guerra Mundial, cuando los carros blindados eran lentos y pesados, pero fue ineficaz ante la rapidez y contundencia de los modernos Panzer dirigidos por el general Guderian.
- La Línea Maginot separaba Francia de Alemania, pero terminaba cuando comenzaba la frontera entre Bélgica y Francia y ése fue el punto por donde vino gran parte del ataque alemán, que había invadido Bélgica sin resistencia. De manera que el enemigo se infiltró por donde la Maginot no había sido edificada.
- La Maginot creó un sentido de falsa seguridad en el ejército y en el pueblo francés al considerarla un sistema indestructible.
Creo que todo esto contiene una gran lección para el cristiano, quien también está sumido en una guerra, si bien de tipo espiritual. Aquí van algunas reflexiones para nuestra consideración:- Hemos de tener cuidado para no caer en autocomplacencias, que son el comienzo de la derrota, pues no hay nada más peligroso que el exceso de confianza propia.
- También hay que tener presente que la batalla no sólo demanda mentalidad defensiva sino ofensiva, esto es, de ataque; una estrategia puramente defensiva es un suicidio.
- Cuidemos que todos nuestros flancos estén protegidos, especialmente los más débiles que son por donde el enemigo entra con facilidad.
- Y finalmente, tengamos presente que hemos de mantener un estado de continua renovación para hacer frente a las nuevas estrategias del adversario.
El texto bíblico arriba citado hace referencia a dos entidades en confrontación: una es un ejército atacante que es la Iglesia, la otra es una ciudad parapetada detrás de puertas que es el reino de tinieblas. El sentido de la frase, pues, no admite la más mínima duda: es la Iglesia quien está a la ofensiva y es el reino de tinieblas quien trata de contener, pero inútilmente, ese avance.
Sin embargo, pareciera que en la mentalidad y en la práctica de muchos cristianos e iglesias locales se ha instalado la mentalidad pasiva, que consiste en mantener y defender lo logrado, dejando al enemigo la iniciativa para poner en jaque; es decir, el ejército atacante es el reino de las tinieblas y la ciudad parapetada detrás de las puertas es la Iglesia. Justo lo contrario de la voluntad del Fundador de la Iglesia, quien nos llama a pelear con valentía bajo su mando.
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