Algunas de esas lenguas disfrutan de una salud envidiable y su prestigio, expansión y reconocimiento van en aumento; en cambio muchas otras están en franco retroceso o en trance de desaparición. No obstante y en contraste con la creciente dinámica de globalización por la que todo tiende a unificarse, se observa a la vez una concienciación cada vez mayor en todo lo que tiene que ver con la identidad étnica o nacional, de manera que lo que otrora era despreciado y despreciable, según los cánones impuestos por la cultura dominante, ahora es contemplado como parte de un legado y un patrimonio que no debe perderse. De ahí la lucha de tantos pueblos para que sus lenguas minoritarias sobrevivan, porque si la lengua muere de alguna manera muere también el propio pueblo que la hablaba.
Dos organizaciones cristianas misioneras que trabajan entre pueblos minoritarios son Wycliffe Traductores de la Biblia y Nuevas Tribus. La especialidad de la primera se centra en que cada persona pueda tener la Biblia en su lengua materna, sin importar si es hablada por cien personas o por cien millones. Lo que determina el criterio de traducción no son las estadísticas ni el prestigio cultural de la lengua sino el hecho de que toda persona tiene el derecho a leer la Biblia en la lengua de su corazón. La otra organización se dedica a predicar el evangelio y a fundar iglesias allí donde nadie ha llegado antes. De manera que estas dos organizaciones son pioneras en el trabajo misionero.
Los nombres de la una y de la otra saltan de cuando en cuando a los medios por las críticas vertidas desde diversas fuentes a causa de los fines y métodos que ambas tienen; sin embargo, dejando aparte el aspecto estrictamente espiritual, difícilmente se puede negar el valor del trabajo cultural y social que ambas entidades están desarrollando en beneficio de cientos de pueblos y etnias olvidados, marginados y hasta masacrados. Lenguas meramente orales que han dado un salto cualitativo al haber sido puestas por escrito gracias a la labor de estos misioneros. Lenguas que hasta ese momento han sido conceptuadas como propias de salvajes sin ninguna consideración ni protección de tipo oficial. Por otro lado, el trabajo de alfabetización de estas dos organizaciones misioneras incide directamente en la elevación cultural, social y económica de los alfabetizados al proveerles de una herramienta básica como es la posibilidad de leer y escribir.
Algunas de las críticas más duras proceden de organismos e individuos cuyo interés radica en preservar esas culturas a salvo de toda influencia externa, de manera que puedan mantenerse incontaminadas y puras. De esa forma, los antropólogos seculares podrán estudiar los valores, creencias y costumbres que tienen, sin la interferencia de los misioneros de Wycliffe o de Nuevas Tribus. El problema es que dejarlos tal cual, para poder estudiarlos mejor, significa también dejarlos a su suerte, esto es, a una media de vida que no sobrepasa los 40 años, a una mortandad infantil altísima y a costumbres no muy humanas como el canibalismo o la quema de viudas.
Nuevas Tribus está en los medios actualmente por la orden de expulsión dictada contra ellos por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Venezuela es uno los países de Sudamérica donde se concentra un mayor número de lenguas aborígenes, estando a la par en complejidad lingüística con Brasil, Colombia o Paraguay. Algunas de las lenguas que allí se hablan son desconocidas para todos salvo para los propios hablantes de las mismas y entre ellas se encuentran la jaruro (menos de 5.000 hablantes), la sáliva (1.000 hablantes), la mapoyo (menos de 100 hablantes), la guarao (20.000 hablantes), la caribe (unos 40.000 hablantes), la panare (menos de 2.000 hablantes) y algunas otras con similares estadísticas de hablantes.
Para muchos no merecería la pena ir a lugares inhóspitos y arriesgados con el propósito de aprender esas lenguas cuyo futuro no es nada halagüeño; sin embargo, para estos misioneros se trata de cumplir con un propósito, la evangelización de cada persona, sirviéndose de un método, su lengua materna. Por lo tanto, lejos de imponerles una lengua extranjera dominante como vehículo de expresión y de cosmovisión, como tantas veces se hizo en el pasado en la evangelización de muchas tierras, estos misioneros procuran que sea la propia lengua materna de los aborígenes la que tenga relevancia y protagonismo. En definitiva, es todo un plan de ecología lingüística al respetar el valor intrínseco que cada lengua tiene. Qué diferentes hubieran sido las cosas si en los siglos XV y XVI, cuando los europeos (españoles, portugueses y anglosajones) llegaron a América, se hubiera tenido tal sensibilidad.
Parece que el Presidente Chávez actúa más contra Nuevas Tribus por venganza, a causa de las inoportunas palabras contra él de Pat Robertson, que por raciocinio; por otro lado su retórica, mencionando a la CIA y al fundamentalismo, tiene que ver más con la demagogia infantil que con argumentos sólidos. Pero hay que recordarle al Presidente Chávez que no se exceda en sus atribuciones, porque después de todo el cargo que tiene es prestado. Antes que él hubo uno, como se aprecia en el pasaje bíblico al pie de este artículo, que olvidó esa importante premisa y la tuvo que aprender de manera humillante y severa. Ojalá que no sea ése el caso de Hugo Chávez.' Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.'
( Daniel 4:25 )
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