En los últimos años varios factores han apresurado lo que ya sobre el papel se había firmado en 1998: el brutal atentado de Omagh en agosto de ese mismo año, que conmovió al mundo entero, no hizo sino provocar una ola de repudio global ante métodos que ya ni siquiera los más adictos se atrevían a considerar legítimos; la aparición de un nuevo terrorismo nunca visto hasta ahora y personificado en Al Qaeda, suponía la previsible acta de defunción para los terrorismos convencionales, como el IRA o la ETA, que con tal socio de viaje quedaban desprestigiados y enlodados en el mismo charco de sangre; por último, el turbio asunto de la muerte de un camionero en enero de este año a manos de militantes del IRA y el rechazo de su familia (habitantes de un barrio católico) a guardar silencio ante la tropelía cometida, ponía sobre las cuerdas al otrora respetado y temible Ejército Republicano Irlandés. Pero sin duda, como tantas veces ha ocurrido a lo largo de la Historia, el cansancio y el desgaste provocados por tanta sangre derramada sin haber conseguido los propósitos perseguidos, han sido un factor determinante para el anuncio del desarme. Pero… ¿no hubiera sido mejor haber empezado por ahí en lugar de provocar tanta muerte y destrucción para, finalmente, llegar a la conclusión de que la vía es luchar por medios democráticos y pacíficos?
Y mientras en Europa un grupo se desvincula del terror, en Oriente Medio otro, HAMAS, se afianza en el mismo y sigue en sus planteamientos de aniquilación total del enemigo . Recientemente un líder de este grupo terrorista, Mahmoud Zahhar, afirmaba que
‘Nunca reconoceremos el Estado de Israel, nunca aceptaremos su existencia sobre los territorios ocupados de Palestina' ; para este grupo ni siquiera el reciente desmantelamiento de las colonias judías de Gaza es un factor a ser considerado para llegar a un posible entendimiento. La única salida al conflicto es la derrota total del otro. En respuesta a las declaraciones de Zahhar, Israel ha afirmado que seguirá con su política de ‘asesinatos selectivos' de líderes de organizaciones como HAMAS y Yihad Islámica, por lo que el panorama en Oriente Medio no ha variado un ápice. Y si el panorama en esa región es sombrío ello quiere decir que sombrío es a escala mundial porque tal zona del mundo es epicentro neurálgico para lo bueno y para lo malo.
HAMAS es el acrónimo del nombre completo del grupo Harakat al-mugawama al-islamiya, حركة المقاومة الاسلامية (Movimiento de Resistencia Islámica), pero
hamas ﺣﻤﺎﺱ es al mismo tiempo una palabra árabe que significa ‘celo', ‘ardor' y ‘entusiasmo' con las evidentes connotaciones religiosas que tales palabras tienen. Claro que al examinar las posibles acepciones de
hamas en el diccionario árabe-español de F. Corriente no sólo aparecen las ya mencionadas, sino también otra no tan edificante como es ‘fanatismo'. Y es que del celo y el fervor al fanatismo hay solamente una delgada línea que es fácil traspasar. Y en ese caso se encuentra HAMAS.
Pero es interesante que la palabra
hamas tiene un homófono (palabra que suena igual pero con significado diferente) en una lengua prima hermana de la árabe: la hebrea. La palabra
hamas en esa lengua significa violencia, pero no una cualquiera sino una ejercida con extremada crueldad aunque no necesariamente tenga que ser física. De hecho es la palabra que Sara emplea para interpelar a Abram por el desprecio con el que Agar la trata. Es también la palabra que aparece en dos ocasiones en los prolegómenos del diluvio cuando se describe la situación de la tierra como ‘llena de violencia'. Es posible entender esa expresión en el sentido de una violencia externa inusitada, pero cabe también interpretarla, porque la palabra en hebreo admite tal significado, como una maldad refinada que ocasiona indecible daño al prójimo. Y es que la violencia psicológica puede ser una forma de tortura aún peor que la física y casi siempre es el origen de esta última, de lo cual son testimonio los numerosos casos de brutalidad en el hogar o en la escuela.
De manera que llegamos así a una conclusión: No solamente los grupos terroristas más sanguinarios son culpables de este delito, sino que ciudadanos honestos y decentes, incluso niños, también lo son, porque el veneno intrínseco al acto violento externo ya está presente en el corazón. Es decir, el
hamas hebreo no es solamente exclusivo del HAMAS palestino sino que es patrimonio, triste, de todos los seres humanos.
Pero ha habido alguien que ha pasado por esta tierra en el cual no hubo la más mínima traza de ese
hamas ; alguien totalmente puro de esa inclinación malvada; alguien que fue objeto sufriente de todo el
hamas que los seres humanos podemos verter. Alguien que, como dice el pasaje bíblico arriba mencionado, nunca hizo violencia (
hamas ) ni hubo engaño en sus palabras. Ese alguien, Jesucristo, cargó con nuestro
hamas para que podamos recibir el perdón de Dios y la reconciliación con el prójimo. Incluso con el terrorista más implacable.
'Se dispuso con los impíos su sepultura, pero con el rico fue en su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca.'
(Isaías 53:9) La Biblia de las Américas
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