Lo que tengo te lo ofrezco,
lo que tengo y lo que soy,
lo que tengo, todo te lo doy.
Primero la ilusión
que alegrará, lo sé,
a ese helado y pobre corazón,
segundo mi vigor
para darte poder,
tercero grandes dosis
de valor y fe. (Luz Casal)
Lo que tengo te doy.
Parece una obviedad, sin embargo no es tan obvio.
Parece imposible, improbable que uno de aquello que no tiene, pero la realidad es muy distinta.
Encuentro a
gente que da lo que no posee, hacen promesas que no cumplen, emiten palabras que no tiene significado para sí, dicen sentir emociones que no sor reales.
Gente que da lo que no tiene. Yo misma, a veces procedo de una forma que en realidad no es certera. Enmascaro mis sentimientos fingiendo estar alegre cuando lo que más deseo es poder derramarme en llanto. En situaciones así, cuando la realidad me pide un embate de valor, tengo que descubrir mi fragilidad y hacer público un estado de inestabilidad que por temor he estado camuflando.
No puedo ser quien no soy, ni regalar aquello que no poseo. No puedo esgrimir palabras untuosas llenas de proféticas visiones, ni proferir promesas que no me han sido dadas. No poseo lo que no tengo.
Quienes colmados de valor emiten edictos que no cumplen frunciendo el ceño ante los que no se someten a aquello que tan profusamente expresan, desconocen que antes de visionar la vida de otros y someterlas a juicios inapelables deberían mirarse en el espejo de Dios, es ahí donde la verdad te sacude con fuerza y te posiciona en el lugar correcto.
Es cierto que no puedo dar lo que no tengo, pero sí lo que poseo. Tengo palabras de ánimo que verter sobre tu corazón cansado. Tengo abrazos sinceros y plagados de cariño que al rodearte ciñen con emotiva amistad tu corazón y el mío. Tengo sueños que compartir y que para hacerlos realidad necesitan de tus oídos prestos. Tengo amor de Dios para regar terreno seco, una lluvia de palabra viva que verter sobre la aridez. Tengo lágrimas que necesitan un pañuelo amigo. Tengo palaras que se mustian si no las comparto contigo.
Para que voy a buscarle dobleces a la vida fingiendo ser lo que no soy. Envolverme en un precioso papel de regalo cuando el contenido es menos espectacular que el envoltorio.
Quiero que me veas tal cual soy, con arrugas, manchas, defectos visibles que no voy a enmascarar. Quiero que tomes tu tiempo en descubrirme, no tengo prisas. Tras tu minucioso examen no encontrarás sorpresas, sólo hallarás lo que sin ser tan juicioso ya intuías conocer.
Cuando la realidad comienza a hacer mella en mí ofreciéndome milagrosos remedios para conseguir en poco tiempo lo que sé conlleva toda una vida, aderezo mis palabras con el dulzor del amor que Dios ha puesto en mí y abrigada por su fuerza me arrodillo para poder observar desde esa excelente posición cómo Dios sigue escogiendo a los débiles para hacer grandes obras. Sigue mirando la pequeñez para exaltarla. Él sigue mostrándome sendas que no son cómodas para ser transitadas pero que culminan en el lugar dónde seré coronada de favores y misericordia.
Lo que tengo te doy, pero antes de darlo he de poseerlo, por ello
quiero esforzarme en tener más y más del amor de Dios, acercarme a Él y poder beber de su esencia. Quiero dar lo mejor y sin duda alguna Él lo es.
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