Únicos e inigualables

Vivimos apresuradamente, tan a la ligera, que en determinados momentos esa urgente carrera por la vida hace que perdamos nuestro rumbo, siendo sometidos a los roles que nos marca esta sociedad en la que los valores humanos se centran muy a menudo en factores materiales o físicos.

Diariamente somos bombardeados por insinuantes referencias hacia el cuidado de nuestra imagen, ese culto al cuerpo que nos hace sentir como meros objetos que necesitan apremiantes reparos. Es por ello muy normal, que un gran número de personas padezcan enfermedades psicológicas y vivan sometidas a los cánones de perfección que hoy por hoy se nos exigen.

Pero ¿qué dice Dios de todo esto?

Me encanta ese pasaje de Isaías 43: 1 – 4, pues se percibe claramente la forma en la que Dios nos mira.

Creador tuyo: Al igual que un pintor, un escultor o un alfarero, Dios toma de la nada y crea un ser de cualidades únicas. Es maravilloso pensar que antes de ser como somos, ya Dios tenia un boceto de lo que tú yo seríamos. No hemos sido hechos al azar, ni somos un mero capricho del artista, el ser humano que hoy vestimos es el resultado de una obra espléndida que Dios archivaba en su carpeta de proyectos futuros, y que por su gracia ha llegado a ser una realidad.

Formador tuyo: Sin embargo, no hemos sido creados para luego ser echados al olvido, sino que Dios, diariamente se pone su mono de trabajo y golpea, moldea o da pinceladas en el lienzo de nuestras vidas en una continua y hermosa labor de formación.

El desmesurado cuidado de lo exterior hace que perdamos de vista el horizonte de la coherencia, del equilibrio, dejamos de valorar lo realmente importante, el contenido, para prestarle una desmedida atención al embalaje.

Cuando a solas con Dios emprendo la dura labor de examinarme, veo las muchas áreas de mi vida que necesitan ser saneadas, coincide, en que todas ellas son originadas en mi interior, nada de lo de fuera me resulta gravoso para servir y agradar a Dios.

Los errores nacen en lo profundo y se extienden de dentro afuera, una mente sana hace que seamos realistas a la hora de analizarnos y vernos con ojos menos censuradores, más objetivos.

No olvidemos que: somos una singular creación de Dios. No existe nadie como tú, nunca ha existido y nunca existirá, solamente tú puedes ser tú, sé como Dios te hizo...