Perverso amor

Tras años de doloroso silencio, ella, se sincera conmigo y me hace ver la situación por la que está pasando. Dentro de mi escasa capacidad para atender su reclamo y sin ver claramente cuál ha de ser el procedimiento más adecuado, le indico un centro al que debe dirigirse para recibir la ayuda que precisa.

A pesar del dolor acumulado, de tanto trato vejatorio por parte de su agresor, decide perdonarlo, pues cree que él merece otra oportunidad. En ese momento abandono mi posición, manteniéndome al margen, no creo conveniente intervenir en un asunto en el que he dado mi parecer y no tengo nada nuevo que aportar.

La historia sigue su curso, se vuelven a repetir los mismos actos. La desesperación y el desconcierto comienzan ha hacer mella, y es por ello que decide realizar una primera denuncia.

Durante un largo periodo de tiempo he sido informada de cómo se sucedían los diferentes hechos, siempre intercediendo a Dios para que fuese él quien solucionara el conflicto.

Hace aproximadamente dos semanas, el agresor, ante una inminente entrada en prisión por quebrantar una y otra vez la orden de alejamiento, decide poner fin a su vida, suicidándose de una forma realmente trágica.

He tenido la oportunidad de hablar con esta mujer maltrecha y herida, quién me ha confesado que a pesar de todo lo seguía amando y sabía, que él también la amaba.

¿Qué clase de amor es ese?

¿Qué forma tan realmente absurda de transmitir y recibir cariño?

El amor en sus muchas acepciones ha llegado a devaluarse de tal manera que muchos llaman amor a algo que no tiene nada que ver con ello.

Amor no es sinónimo de maltrato, de egoísmo, de daño. El amor se asimila al afecto, a la ternura, al apego y al cariño.

Miles de formas de demostrarlo y un solo gesto para mancillarlo.

Un gesto plagado de insensibilidad con toques de locura que acaban sucumbiendo tanto al agresor o agresora como al agredido o agredida en un mundo de sinsentidos.

Es triste amar a alguien indigno de ese apego, alguien que no merece el afecto prodigado por un corazón que no se siente bien atendido. Alguien que lastima, que hace daño, que marca su territorio y después de marcarlo lo descuida. Ese ser, aparte de tener un grave problema, no ama, no se ama, no sabe que significa la palabra amor.

Aquel pobre hombre acabó con su existencia dejando en la vida de una mujer muchas secuelas. Señales imperceptibles pero de una profundidad indisoluble. Heridas que permanecen ocultas ante nuestros ojos, pero que en realidad existen y supuran dolor.