Pues resulta que estaba yo en España y, de manera inesperada, se formaba un grupo de presión –o lobby– de adúlteros. Los que formaban parte de este lobby insistían en que el adulterio había sido objeto de una persecución injustificada durante los siglos, en que entre sus perseguidores había estado de manera bien significativa el general Franco y en que era de justicia el reivindicar a los que habían abrazado esa opción sexual en el pasado.
Al principio, nadie hacía caso al
lobby adúltero, pero, poco a poco, fue introduciéndose en todas partes. Por ejemplo, los programas de corazón que ven millones de españoles contaban siempre con uno o dos comentaristas que abiertamente confesaba su condición de adúltero-a y, muy pronto, en todas las series de TV de consumo familiar aparecieron dos o tres protagonistas adúlteros que eran los más simpáticos, aunque nunca se veía un matrimonio feliz y que practicara la fidelidad conyugal.
Así andaban las cosas cuando, en mi sueño, llegó al gobierno un dirigente cuyo nombre no recuerdo muy bien, aunque era algo así como Gutiérrez Trapacero o Martínez Embustero, aunque esto resulta secundario. Con el nuevo presidente de gobierno, el lobby adúltero experimentó un impulso impensable. Como sería la cosa que, en mi sueño, veía cómo se aprobaba una ley que consideraba las uniones adúlteras como un matrimonio corriente y semejante disparate era presentado como un avance de las libertades.
Y entonces comencé a llorar en mi sueño porque la FEREDE se limitó a decir que no aceptaría esas uniones adúlteras como matrimonios, pero alguna denominación histórica señaló que estaba dispuesta a considerar las uniones entre adúlteros como matrimonio y no fue expulsada de la FEREDE ni apercibida de que su enseñanza era totalmente contraria a la Biblia. Y aún me puse a llorar más cuando en mi sueño vi como diáconos y pastores afirmaban que la Biblia en realidad no prohibía el adulterio y que la prueba estaba en que Jesús no había permitido que apedrearan a una adúltera.
Y lloré más cuando el lobby adúltero logró que sus tesis se introdujeran en la asignatura de
Educación para la ciudadanía, pero, esta vez, la FEREDE no protestó y sólo lo hizo la AEE. Y lloré sorprendido al saber que los adúlteros que habían sido encarcelados en la época de Franco recibirían indemnizaciones procedentes de nuestros impuestos. Y mi llanto sólo se detuvo por el pasmo al ver que un tal Ginés de la Pocilga (aunque no estoy seguro del nombre) afirmaba que era evangélico y adúltero, e incluso mandaba cartas con semejante afirmación a los medios de comunicación y había quién lo escuchaba.
Y entonces, en mi sueño, vi como se celebraba un festival de cine adúltero en Cataluña y como para anunciarlo se usaba la imagen de un niño y como un hermano protestaba en la radio por este hecho. Y también vi como este hermano era amenazado por el lobby adúltero con encerrarlo en prisión e incluso dejaban llamadas amenazantes en su iglesia. Y aunque algunos hermanos telefonearon para manifestarle su apoyo, no hubo declaración oficial de apoyo a la iglesia e incluso algunos afirmaron que los ataques estaban mal, pero que no eran por que el hermano defendiera lo que enseña la Biblia, sino por sus ideas políticas que eran extremistas.
Y en mi sueño vi cómo apenas unas semanas después, un hermano dio una conferencia en Aragón sobre “
Cómo educar en la fidelidad conyugal a nuestros hijos” e, inmediatamente, el lobby adúltero acusó al hermano de adulterofobia y dijo que el gobierno de la región en la que vivía debía perseguirlo y hubo medios de comunicación que se sumaron a ese linchamiento.
Y entonces, vi en mi sueño que la FEREDE, y la AEE y el Consejo evangélico de la región de este hermano emitían un comunicado defendiéndolo y me llevé el comunicado a la boca y sentí que era dulce como la miel, pero cuando lo comí sentí amargura en mis entrañas porque en el comunicado se decía que los adúlteros eran una minoría perseguida como los evangélicos lo habían sido, y no se hacía un llamamiento al arrepentimiento e incluso se insistía en el afecto que debían inspirar.
Y pensé en mi sueño que defendiendo a la víctima, en realidad, habían dado razones a los perseguidores para seguir actuando como hasta ese momento. Y lloraba mucho porque no hablaba con gallardía en defensa de la libertad de expresión y del derecho a enseñar el mensaje de la Biblia sin cortapisas y en mi llanto me desperté… Y entonces me dije que nada de esto sucedía, ni podía suceder, ni se parecía a nada de lo que sucedía en España y me prometí averiguar con qué verduras había cocinado mi ama de llaves la sopa de la cena para que yo me viera acosado por tan horrible pesadilla.
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