Adiós, me despido, nos veremos de nuevo
En algún lugar más allá del cielo
Oro para que estés con Dios
Adiós, amigos míos, adiós
Es como si toda su vida estuviera esperando ese día. Parece que Larry nunca se sintió cómodo en este mundo. Siempre controvertido y criticado por todos. Cuando estaba con el grupo
People en la segunda mitad de los sesenta, telonero de los
Doors y Jimmi Hendrix, sus compañeros no compartían su fe cristiana, pero el mundo evangélico le miraba con sospecha. Aunque se había criado con una familia cristiana en San Francisco (California) y acompañaba a menudo su padre a visitas misioneras en hospitales y prisiones, escuchaba a Elvis Presley y empezó a vestirse como un
hippy, llevando siempre una larga melena rubia,
LA REVOLUCIÓN POR JESÚS
Para la generación de los
beatnik en los años cincuenta
, París tenía la filosofía, Nueva York el
jazz, y San Francisco la poesía. Las canciones de Larry eran al principio muy poéticas. Lo que pasa es que en la lírica
beat siempre se ha hablado de todo. Tiene comentarios socio-políticos (
The Great American Novel), críticas a la comercialización del periodismo de guerra
(I Am The Six-O-Clock News) y reflexiones sobre la alienación
(Lonely By Myself), a la vez que atrevidas declaraciones de fe, como
Necesitamos muchos más de Jesús y mucho menos rock´n´roll, críticas al amor libre
(Pardon Me) el ocultismo
(Forget Your Hexagram) y la hipocresía religiosa
(Right Here In America).
Norman estaba influenciado por la contracultura que dio lugar a “la generación de las flores”, pero su pensamiento evangélico era algo también extraño para ellos: “Yo nunca intenté ser revolucionario; no estaba tanto en contra de cosas como la guerra del Vietnam, porque la guerra matara gente, ya que en un momento dado, todos tenemos que morir; yo quería que la gente conociera a Cristo”. Es ese impulso misionero el que dió lugar a la
Gente de Jesús, el movimiento californiano que llevó a muchos jóvenes de trasfondo
hippy a la fe cristiana, a principios de los años setenta. Personas como Larry, lo que hacían era tomar el lenguaje de los jóvenes,
para comunicar la fe cristiana. Hablaban de la
Revolución por Jesús y levantaban la mano con el dedo hacia arriba, indicando que sólo hay un camino de salvación.
Este fenómeno social de la Costa Oeste norteamericana va a ser difundido por todos los medios de comunicación. Las imágenes de cientos de jóvenes de aspecto
hippy, bautizándose en las playas de los cañones de California, recorren todo el mundo. El movimiento evangélico no tardó en utilizar su lenguaje para presentar el Evangelio, aunque también se explotó comercialmente para hacer
posters, camisetas y musicales como
Jesucristo Superstar o
Godspell. Muchos de aquellos jóvenes llegaron a ser miembros de iglesias evangélicas, como parte del movimiento carismático, pero de aquí también nacieron sectas como
Los Niños de Dios o
La Familia Manson.
¿ROCK CRISTIANO?
Otras de las cosas que produce la Revolución por Jesús es un cambio en la expresión musical de muchos jóvenes cristianos. Hasta ahora el
rock era la música del diablo. Las iglesias tradicionales sólo apreciaban los himnos, y el movimiento carismático tenía unos coros más breves, pero su carácter melódico tenía más que ver con la música popular de generaciones pasadas, que con el ritmo del
rock. Esto era así, tanto en las iglesias blancas como en la población afroamericana, aferrada a la tradición
gospel de los
espirituales negros. A finales de los años setenta, no es que se escuche
rock en las iglesias, pero deja de ser tabú que los jóvenes aprecien este tipo de música, siempre que sea hecha por músicos cristianos.
Nace así el llamado
Rock de Jesús con toda una serie de festivales y una industria incipiente con productoras de discos, apoyadas por radios, revistas y giras de conciertos por todo el mundo. Esta comercialización sorprende al principio a músicos como Larry Norman, que no acabó de encajar del todo en el mundo de la llamada
música cristiana contemporánea. Es cierto que se benefició de ella, pero no logró permanecer en sus sellos discográficos, porque enseguida formó su propia casa y sus álbumes eran rechazados sistemáticamente por el mercado religioso.
Su carácter inestable le hacía alguien impredecible para un público cristiano, que esperaba la sonrisa de un “nacido de nuevo” y canciones sencillas, que se entendían claramente de que hablaban y casi siempre se referían a Jesús.
No hay nada comparable sin embargo en el mundo cristiano, a la música que hizo Larry Norman en los años setenta. Sus maravillosas canciones y extraordinaria creatividad, muestran una genialidad hoy en día apreciada por todo tipo de músicos, como Frank Black de los
Pixies, que actuó incluso en su último concierto
. Más de trescientos artistas han grabado canciones suyas. Es difícil encontrar en la música popular una obra inspirada por la fe cristiana, que sea tan completa como su trilogía sobre la redención, que abarca desde la Caída (
So Long Ago The Garden, 1972
) al presente (
Only Visiting This Planet, 1973
) y el futuro
(In Another Land, 1976
).
EN OTRA TIERRA
Larry tenía muy pocos amigos. En parte por sus propios errores. Hay cosas en su vida totalmente injustificables. El llevó a la fe al guitarrista Randy Stonehill, que ayudó a recuperarse de la droga y se convirtió en su amigo íntimo. Su relación se rompió cuando Larry se divorcia de su mujer, para casarse con la esposa de Stonehill. Algo que muchos nunca le perdonaron. Aunque Randy se reconcilió con él, al final de su vida. Hasta el último día estuvo bajo el cuidado de su hermano, porque los últimos años no podía tocar ya, y sufría las consecuencias del injusto sistema sanitario norteamericano, teniendo que depender de la caridad de conocidos y amigos, porque no podía pagar las deudas de los hospitales.
Su preocupación por el dinero se une en los últimos años a la conocida obsesión americana por querellarse con todos. Comenzó persiguiendo las muchas grabaciones
piratas que había de sus conciertos, pero acabó reclamando sus derechos a todo el mundo. Las malas lenguas decía que se había querellado hasta con su propia madre, cosa que él mismo negó recientemente. Lo cierto es que los últimos años estuvo persiguiendo el documental que hizo David Di Sabatino sobre Lonnie Frisbee, mostrando su doble vida homosexual, mientras estuvo en el ministerio de las tres principales iglesias de la
Gente de Jesús. Retiró sus canciones de la banda sonora original, pero se presentaba en todas las proyecciones, acompañado de su abogado. Larry fue siempre un provocador nato. Le encantaba asustar a la gente.
La primera vez que le ví fue en 1981, cuando apareció por sorpresa con el grupo U2, en un festival cristiano que había en Inglaterra, llamado Greenbelt. La última vez fue en 1989, en un multitudinario festival que organizaba en aquella época Juventud Para Cristo en Holanda. Tuvo una agitada rueda de prensa, donde cortaba una y otra vez a los periodistas con comentarios como que no quería contestar a preguntas religiosas, mientras contaba con todo tipo de detalle el accidente de avión que había tenido.
Luego me concedió una entrevista para un diario nacional neerlandés, para el que yo escribía. La hicimos al aire libre. Todavía le recuerdo señalando al cielo, mientras decía la palabra
luna en español, recordando a su hija, mientras mi esposa le hacía unas preciosas fotos en blanco y negro. Hoy está más arriba del cielo…
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