La Unión Bautista Misionera Americana apoyó la obra de Knapp y le nombró oficialmente misionero, junto a su esposa. Esta separación denominacional había hecho que Antonio Carrasco en la Conferencia de la Alianza Evangélica de 1873 informase sobre la situación en España: “Después de los primeros momentos de unidad y concordia entre los obreros de esta grande y santa obra, las diferentes tendencias religiosas de cada uno de los directores vinieron a ser evidentes. Algunos declararon su adopción de la forma presbiteriana; otros sus tendencias bautistas; mientras que otros declararon su adhesión a los plymouthistas”.
Evidentemente
no había un modelo español de iglesia y todos deploraron las diferentes denominaciones pero cada uno se mantuvo con la suya, impidiendo el crecimiento del movimiento evangélico en España. Aprecia Hughey en su obra “Los bautistas en España” que la curiosidad inicial hacia el protestantismo en los primeros meses a la revolución de 1868 y que llenó las capillas de personas de todas las clases, pronto se satisfizo. El mismo Knapp que daba la noticia de 1325 convertidos en los primeros meses de su estancia en España, en 1876 informaba que no pasaban de 250 bautistas en toda España.
Indudablemente
las causas del poco crecimiento no estaban solo en la segregación y diferentes tendencias teológicas y organizativas de las iglesias y Sociedades misioneras, sino que el pueblo pobre –según informaba la
Unión Bautista Misionera Americana- se inclinaba hacia un republicanismo extremo y algunos dirigentes como el pastor de Linares se unirían al grupo republicano que se levantó en armas contra el Gobierno. También se fue perdiendo el respeto hacía los misioneros por ser extranjeros, cuando casi siempre habían sido admitidos en España con simpatía y habían traído grandes aportaciones al país.
El mismo
Carrasco en la reunión de la Alianza Evangélica de 1873 protestó contra el envío de extranjeros a España, en vez de que dependiera de los ministros españoles. El asunto se convirtió en una preocupación para algunos misioneros como Knapp que sintiendo la tensión existente entre extranjeros y nacionales, limitó su efectividad como predicador y alteró la cooperación mutua.
Guillermo Moore se expresaba en el mismo sentido: “La desconfianza de los españoles en contra de la intervención extranjera y su ingratitud por los favores prodigados harán siempre ingrata y difícil la obra de los misioneros en España. Es de esperar que, con el tiempo, el Evangelio influirá sobre ellos para renunciar a estas dos características”.
El tema nacionalista y de los misioneros foráneos se sumaba a la dura presión social ejercida contra los protestantes. Eran presiones clericales pero también prejuicios sociales que ponían inconvenientes no solo en los alquileres de locales para el culto sino en todo el ámbito social y político, con leyes que invalidaban las libertades conseguidas. Sin embargo la desaparición de algún misionero como
William I. Knapp de la escena española dejó en evidencia que todos eran necesarios.
La
Unión Misionera Bautista Americana resumía así lo acontecido: “El Sr. Canencia, sucesor del profesor Knapp, murió y la capilla de Madrid, pronto después de esto, se cerró. Otros lugares habían sido ocupados sin ningún resultado permanente hasta que nuestro trabajo fue concentrado en Barcelona. Pero el pastor español mostró ser indigno y a no ser por la visita del reverendo Enrique Lund a España quien tomó posesión de la obra, este lugar también habría sido abandonado. Pero bajo los sabios y fieles trabajos del Sr. Lund, que dominaba bien el español, las iglesias de Barcelona y Figueras subsisten y son prometedoras”.
Enrique Lund, aunque de origen sueco y apoyado por la Unión Bautista Sueca, dependía financieramente indirectamente de la Unión Bautista Misionera Americana ya que esta apoyaba a la Unión Bautista sueca. Lund desarrolló una gran obra en España y es considerado por Hughey como un gran misionero. “Conocía los idiomas español y catalán, amaba la tierra y las gentes, y trabajó sin descanso por la evangelización de España. Quizá por más de veinte años en cualquiera otra parte del mundo se habría producido más fruto que el que se produjo en España, pero el Evangelio debe ser presentado incluso cuando la respuesta es escasa.”
Los bautistas suecos apoyaron la obra en Valencia principalmente. Los bautistas independientes e inter-denominacionales trabajaron en Madrid, Valencia y Valdepeñas fundamentalmente. En 1920 la “Foreign Mission Board” sostendría algunos obreros suecos y españoles y obtendría mejores resultados en 1924 según relataba esta Sociedad: “Ha sido casi un milagro como las cosas han cambiado para bien en dos años en nuestro trabajo en España. Hay un espléndido espíritu manifestado entre los obreros, y la perspectiva es muy alentadora”.
La
American Board of Commissioners of Foreign Missions (ABCFM) hizo una gran labor en España con misioneros preparados y graduados en Yale, Princeton, Dartmounth o Harvard. Su órgano de comunicación fue la revista Missionary Herald y su rama femenina fue el Woman’s Board of Missions. El libro de
David Stoll ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? describe las misiones actuales americanas, concretamente al Instituto Lingüístico de Verano,
bajo cuyo nombre despliega sus actividades el «Wycliffe Bible Translators», y lo considera una organización misionera evangélica con fines más políticos que espirituales.
Esta
visión imperialista y colonizadora quizás se desprenda de las explicaciones del presidente de la ABCFM en sus discursos entre 1887 y 1897 que algunos misioneros apoyaban reconociendo con cierto candor el impulso colonialista americano e inglés. “Si nuestro trabajo -decía el presidente de la Sociedad,
Rev. Richard Stors- ayuda en todo momento al comercio, cuya sede opulenta y soberbia es esta ciudad de Nueva York, no es esta nuestra labor primordial, pero acompaña a la propagación del Evangelio por todo el mundo… El cristianismo y el comercio van juntos; el cristianismo ayudando al comercio. Las misiones cristianas hacen a los hombres más ricos, donde quiera que se establezcan”.
Sin embargo el resurgimiento religioso
The great Awakening, el gran avivamiento, produjo algo más que impulso materialista. Fue el gran responsable de la educación superior de la mujer y de los principios democráticos, sobre la base de las doctrinas de Cristo.
Si añadimos el fuerte empuje del movimiento feminista, la ABCFM conseguiría resultados sorprendentes en España, siendo las mujeres protestantes de las primeras en entrar en la universidad y conseguir su titulación. Alice Gordon y William H. Gullick un día después de casados salieron para España comisionados por la ABCFM y como los primeros misioneros de la Board of Mssions. Entre sus muchos trabajos de evangelización estaba la formación de mujeres hasta llegar al reconocido Instituto Internacional primero en San Sebastián y después ubicado en Madrid, donde algunas de ellas llegaron a ser directoras del mismo.
Otra de las profesoras del Instituto Internacional,
Katherine Bates que, además de la educación de la mujer, le interesaba y le preocupaba el tema religioso dejando, en una especie de diario, la referencia al recién establecido protestantismo español. El prejuicio que tienen los españoles de todas las clases contra el protestantismo justifica el que las iglesias evangélicas están sostenidas por sociedades extranjeras pues no pueden mantenerse solas aunque el país las necesita.
Después de dar unas estadísticas donde el protestantismo parece firmemente arraigado, la autora dice:
“Sin embargo el protestantismo español, aún este pobre y simple protestante de hoy, tan poco distinguido, como aquellos pescadores de Galilea a quienes llamó el Maestro, está agobiado por persecuciones mezquinas… Los colegiales pintan con carbón el frente de su capilla y apedrean las ventanas de sus escuelas; no le dan trabajo, paga más alquiler que sus vecinos y, sin embargo, ni la familia vecina ni el casero trasponen el umbral. Si el desprecio puede quemar, él siente el Auto de Fe.”
La
American Board for Foreign Missions que dirigía desde España
W.H. Gulick, sostenía una escuela de niñas y niños en San Sebastián cuyo maestro era el evangelista Sr. Digón. Otra en Santander de niñas y niños dirigida por el pastor Enrique Tienda, en Bilbao con el pastor José Marqués y en Zaragoza con Carlos Araujo.
El apoyo financiero y espiritual a la Obra en España no vino solo de las Sociedades misioneras, sino también de particulares y misioneros independientes. Es el caso de León B. Armstrong y su esposa Julia, quienes habían liquidado sus negocios en Inglaterra para dedicar su tiempo y su dinero a la predicación del Evangelio. Solo alguna vez le llegó alguna aportación de América y Suecia ya que apoyaba la obra bautista y algún donativo de Inglaterra. León recorrió toda España pero llegó a Águilas en 1894 para hacerse cargo de aquella congregación bautista.
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