Petición de las señoras de Holanda a su majestad católica la Reina de España.
«Señora : tenga a bien V. M. considerar benignamente la libertad que se toman algunas señoras del reino de Holanda, preséntanle sus profundos respetos y suplicando a V. M. que reciba la seguridad de su mayor consideración, le piden permiso para presentarle una petición en favor de algunos de vuestros vasallos, cuyos sufrimientos por la salvación de su conciencia, consecuencia de su perseverancia en conservar su fe , han encontrado un eco doloroso en los corazones de muchas personas, entre las cuales nos contamos, produciendo no solo el mas vivo interés y compasión, sino el deseo de interceder en su favor, suplicando a V. M. ponga un término a sus penas. En todas las partes del mundo se elevan a Dios plegarias por Matamoros, Alhama, Trigo y sus compañeros de persecución, cuya final sentencia , según oímos con el mayor sentimiento, se acaba de proclamar en España. Nosotras apelamos a la clemencia de V. M. suplicándole excuse nuestro atrevimiento, y no cierre su corazón a la voz de la compasión que nos conmueve al ver tan grandes aflicciones.
»Con una sola palabra puede V. M. devolviéndoles la vida, darles cuanto la hace apreciable : libertad, derechos civiles, restauración de sus hogares, y el cariño y cuidado de sus familias. ¥ esta palabra
perdón, este santo é invalorable privilegio de los soberanos que Dios ha puesto en manos de V. M., es un privilegio tan bendito y honroso, que no vacilamos en esperar en él con la mayor confianza , convencidos de que V. M. solo necesita aconsejarse con su corazón para pronunciar esa palabra y satisfacer los fervientes y unánimes votos de tantos corazones que piden a Dios la libertad de los presos...»
Esta petición cuyos mas importantes párrafos hemos reproducido , iba autorizada con 49,000 firmas de señoras holandesas, que llenaban dos grandes volúmenes.
También dirigieron a la reina de España una petición en favor de los protestantes condenados, muchos católicos holandeses.
«Nosotros, decían a la reina en su petición los católicos, apostólicos, romanos, habitantes de los Países Bajos, hemos oído con dolor que don Manuel Matamoros ha sido condenado a ocho años de presidio, porque dejando la religión de sus padres adoptó la de la Iglesia protestante, convocando reuniones religiosas con los que participaban de sus creencias. Por la misma razón que somos muy adictos a nuestra Iglesia , tenemos deferencia mayor hacia las convicciones de los otros, y la firmeza con que Matamoros ha sostenido su fe durante su largo y penoso cautiverio, sin que le arredre la perspectiva del presidio, nos parece una prueba convincente de su completa fidelidad a la iglesia que ha adoptado.
»Viviendo en un país en que la Iglesia protestante está en mayoría , tenemos sin embargo amplia ocasión para comparar las leyes antiguas de la república holandesa con las actuales y para poder apreciar la acción benéfica de la tolerancia religiosa, por lo cual alimentamos la esperanza de que las súplicas pidiendo el perdón de Matamoros que ponemos al pié del trono de V. M. , evocarán vuestra clemencia.»
Quince personajes de la aristocracia y del mundo oficial de Holanda firmaban esta petición. Hasta de las heladas regiones del norte de Rusia, de Suecia y de Noruega, vinieron a España peticiones en favor de lospresos por causas religiosas.
Los siguientes párrafos los extractamos de la petición dirigida a Isabel ll por considerable número de cristianos rusos.
«La gracia y la paz de Dios nuestro padre, y de nuestro bendito señor y salvador Jesucristo sean con V. M.
»Los infrascritos presentan su oración pidiendo gracia y ayuda para los súbditos de V. M. que , profesando nuestra fe , han sido por ella sentenciados a presidio después de sufrir tres años de prisión.
»Lo que se les imputa como crimen no es mas que la firmeza en sus creencias religiosas; pero la misma lealtad concienzuda que muestran con su fe, a pesar de tantos padecimientos y penalidades, es fianza segura del amor y fidelidad que mostrarán a S. M. cuando su misericordia rompa las cadenas que los aprisionan.
»Suplicamos a nuestro Dios y Salvador que derrame con eficacia su misericordia sobre V. M., y que el reflejo de su gloria, paz, clemencia y fervor, que dará a todos los miembros de su Iglesia, descienda de las manos de Y. M. sobre aquellos de sus súbditos que por la convicción de sus creencias religiosas, distintas en parte de la religión del Estado, se han atraído la persecución y el castigo.
»Unímonos en esta plegaria con los muchos miles de cristianos de diferentes confesiones de varios países de Europa que han resuelto poner sus peticiones al pié del trono de V. M., y apelando a los principios hoy universalmente aceptados de la tolerancia y de la caridad cristiana en asuntos de fe, pedimos perdón para los que padecen por esta sola causa.
»Los millones de súbditos cristianos que viven en las distantes regiones del imperio ruso alaban a Dios por la libertad y la tolerancia de que gozan respecto a la religión que profesan y a su culto: libertad que alcanza tanto a los católicos como a los protestantes, aunque ni unos ni otros pertenezcan a la Iglesia del Estado, que es la griega ortodoxa, muchos de cuyos miembros no han vacilado en poner sus firmas junto a las nuestras en esta petición. Esta libertad es tan útil al trono como a nosotros, pues la igualdad de sus derechos en materias de fe, hace que todos, sin distinción de creencias, vean en él su protector.
»EI Señor ha prometido que llegará un día en que no habrá mas que un rebaño y un pastor; día que llegará cuando se realice en la tierra su sagrado reinado. Y mientras llega ese día, ha mandado a los cristianos, que sin distinción de iglesia ni cultos s? amen y toleren unos a otros en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
»Suplicamos a V. M. que haga uso de la gran prerrogativa que Dios ha puesto en sus manos de perdonar a sus" súbditos condenados por la confesión de su fe evangélica.»
He aquí lo que los cristianos de Suecia decían en su petición a la reina:
«Hasta nuestro apartado país ha llegado la desagradable noticia de que varios súbditos de V. M. han sido condenados a presidio por haber repartido entre el pueblo las Sagradas Escrituras y profesado doctrinas que nosotros y gran parte de la cristiandad miran como verdades divinas.
»Conmovidos por la simpatía que nos inspiran estos desgraciados, y obedeciendo al mandamiento del Apóstol, que dice: «Acordaos de los que están amarrados, como si vosotros lo estuvierais también,» con el mayor respeto nos tomamos la libertad de rogar a V. M. que haga uso de la prerrogativa real, y que perdone a esos hombres, remitiéndoles las penas que los tribunales les han impuesto.
»Nos creemos mas autorizados para dirigir a V. M. esta petición, porque la antigua ley, que castigaba en nuestro país con la expatriación al que dejaba la Iglesia protestante, para adoptar las máximas de la católica romana, se ha suprimido por real orden del 23 de octubre de 1860, dando en consecuencia a los católicos romanos la misma libertad de practicar su culto que les conceden las leyes de todos los otros países en que el protestantismo es la religión del Estado.
»Estamos íntimamente convencidos de que lo que pedimos a V. M. con toda humildad, no solo está en armonía con los derechos naturales de los hombres y con la palabra de Dios, sino de que nada aumentaría tanto la dicha de la España, bajo el cetro de V. M., como el que sus súbditos gozaran la libertad religiosa sin impedimentos.
»Ponemos esta petición en manos de V. M. con la mayor confianza, y pidiendo a Dios todopoderoso conceda a V. M. la gracia y el poder necesario para tomar la resolución quemas enaltezca su gloria y el bienestar de España:
»E invocando sus bendiciones, así temporales como eternas, para V. M., su real familia y la noble nación española, somos los mas humildes servidores de V. M.»
Esta petición estaba firmada por mas de mil personas, y entre ellas treinta y cuatro nobles miembros de la alta Cámara, un número considerable de sacerdotes, el principal obispo de Gothembourg, ochenta y cuatro diputados del Parlamento, los principales profesores de la universidad de Elpsala y setenta y dos licenciados.
También los cristianos de Suiza pidieron gracia para sus correligionarios españoles en una petición fechada en Ginebra el 1 de mayo de 1863:
«Presentando, decían aquellos antiguos y honrados republicanos, a V. M. de parte de nuestros correligionarios de Suiza esta humilde petición en favor de algunos españoles condenados a presidio por su fe religiosa, no tenemos otro medio de presentarnos ante V. M. que tomando el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
»Pero hemos pensado que el solo nombre de adoradores de Jesús el crucificado, seria de mas valor para V. M. que todos los de las grandezas mundanas.
»Sírvanos, pues, de escudo cuando nos atrevemos a pedir vuestra compasión para Matamoros y sus compañeros, amenazados hoy de sufrir muchos años de presidio, porque no ignoramos que las leyes del reino sobre el cual Dios ha colocado a V. M. imponen castigos severos a los que, por honrados que sean, abandonan la religión profesada por la mayoría de la nación.
»Recordamos al pié del trono de V. M. que el Evangelio ha dicho que «la misericordia triunfa de la condena,» y suplicamos a V. M. que ejerciendo su real clemencia realice el Evangelio en este caso, haciendo que la clemencia prevalezca sobre la condenación de la ley...
»V. M. ilustrará su reinado, dando a sus súbditos la libertad religiosa conforme al deseo del Todopoderoso, y nosotros le suplicamos incline el ánimo de V. M. a inaugurar esta era de pacífica libertad abriendo las puertas de la cárcel a los súbditos protestantes, y no volviendo a permitir nunca que sean los hombres castigados como criminales, cuando su único crimen es obedecer al mandamiento del apóstol Pedro cuando dice: «Ama a Dios y honra al rey.»
La Obra francesa con los protestantes españoles-
La preocupación francesa por la obra en España siempre había sido práctica y renovadora, pero por 1865 parecía estar la evangelización paralizada o al menos desordenada. Las ocho páginas de la obra del pastor
T. G. Curie,
Une ouvre à faire en Espane, pretende organizar un comité para realizar la obra de evangelización en España que “ante la presencia de un estado de cosas deplorable, se hace necesario pensar en la familia protestante, formada de diferentes pueblos de Europa y extendida sobre el suelo de España para sacarla de la ruina casi segura”. Hace un relato de la evangelización desde 1851 y al final de su reportaje que recoge la información obtenida en Madrid durante varias semanas, considera necesario la formación de “un petit comité” formado por el entorno del futuro pastor de Madrid, en consejo y oración de los hermanos, para facilitar el trabajo y conseguir fondos para el mantenimiento de la obra”. Formarían también el Comité el pastor de Bagneres, Emiliem Frossard; el pastor de Pau, consistorio de Ortez, Alfret Cadier y el pastor de Bayona, Joseph Nogaret.
Evidentemente este Comité ya venía ocupándose del protestantismo español a nivel individual. Una de las cartas que se conservan en el museo del protestantismo bearnés de
Joseph Nogaret fechada en 1857 y dirigida al sub-prefecto de Bayona se refería a la “Situación religiosa en España”. En el
Evangelical Christendom volumen XXX publicado por William John Johnson en 1867, encontramos el relato de la formación de la “
Escuela protestante de chicas españolas en Pau”
Escuela protestante de chicas españolas en Pau.
Se nos ha pedido que inserte el siguiente: -
Los lectores de la cristiandad evangélica que participan en la obra cristiana que, tal vez, interesados en los siguientes detalles de una pequeña escuela abierta a las chicas españolas en Pau, en el sur de Francia. La señora que está llevando a cabo (la señorita Matilde Coles) es una de las tres hermanas. Dos de las hermanas son consideradas inválidas, y a pesar de las circunstancias y el hecho de ser extranjeros en una tierra extraña, sin protección, y necesariamente absorbidos por el cuidado de otros, parecería una razón suficiente para abstenerse de cualquier trabajo especial de este tipo. La señorita Coles pensaba de otra manera, o bien, si no lo hacía, el deseo de servir a su Padre Celestial era más fuerte que el amor a la comodidad. Sobre el origen de esta escuela se da la interesante descripción siguiente: "En el mes de junio, 1865, Matamoros estuvo pocos días con nosotros en su camino a Eaux Bonnes, donde ya se estaba degradando su estado de salud, después de su grave enfermedad en Lausana. A continuación, nos habló por primera vez de su gran deseo de hacer algo por la educación de las mujeres en España, y expresó su opinión de que, en el estado actual del país, la única manera de hacer esto efectivamente podía ser educando a un cierto número de muchachas jóvenes, que más tarde podrían, con la bendición de Dios, convertirse en los futuras misioneras entre su propio sexo en España. Después de algunos meses de larga y seria oración para la orientación y dirección, he accedió a recibir seis chicos, que llegaron en el mes de octubre. Por tanto, han estado con nosotros unos diez y seis meses.
"Cuando llegaron no habían leído la Palabra de Dios, y eran totalmente ignorantes de la verdad del Evangelio. Cuando por primera vez quisimos escuchar la oración de todos ellos se echaron a llorar y dijeron que nunca habían oído hablar de Dios antes. Matamoros, siendo asesorado por los médicos para no regresar a Suiza, pasó el invierno con nosotros, y por lo tanto las niñas tuvieron la inestimable ventaja de escuchar las Escrituras diariamente explicadas en su propio idioma. Su recepción de la verdad fue maravillosa. Tres de estos niños y niñas son hijas de un médico en un pueblo cerca de Málaga, otro es la única hija de Miguel Trigo, misionero en Orán, otro es huérfano, y la otra hija de un artista en Málaga
[i]. El mayor tiene dieciséis años, el menor de once años de edad.
"La esposa de William Greene (esposa del señor que visitó en la cárcel a Matamoros, y quién es el autor de la" Vida de Matamoros ") da el siguiente relato de una visita a la escuela en Pau durante el otoño del año pasado: "Nadie que no esté familiarizado con la idiosincrasia de la sociedad española, especialmente de la sociedad femenina, puede imaginar la mejora, incluso externamente, en los rostros y las costumbres de estos dulces niños. Pero esto no es la mayor parte de la bendición. Ellos están aprendiendo a ser mujeres buenas y útiles, esposas, madres, maestros de los cristianos españoles, y lo mejor de todo, no hay, a nuestro juicio, uno de estos corazones jóvenes en que el bendito Espíritu de Dios no esté haciendo su trabajo especial. Una mujer cristiana, altamente cualificada, que es su institutriz, me dijo: 'Comenzamos el día con la lectura de las Escrituras a las nueve. Yo podría dedicar una hora y media para esto; estoy segura de que si tuviera que prolongar la clase hasta el mediodía, ni uno de los niños se fatigaría ".
Debo añadir que esta obra se quedó muy cerca del corazón del querido Manuel Matamoros, y para mí sólo puedo decirles que en el transcurso decasi catorce años de amistad (más o menos extendida) con España, sus hombres y mujeres, su oscuridad y su violencia, luz de la aurora y la esperanza en el futuro, no he visto nada tan satisfactorio para el presente y tan eminentemente victorioso para el futuro, que este pequeño semillero para la Iglesia de Cristo en España. Por supuesto, nuestro anhelo es que se multiplique un centenar de veces, pero primero tenemos que ver esta iglesia bastante establecida en las cosas temporales. "
Me alegro también de poder agregar el testimonio del Rev. Alexander N. Somerville
[ii], de Glasgow, un ministro de posición e influencia, probablemente bien conocido por muchos de sus lectores, y uno de los amigos más antiguos del Evangelio en España, que ha visitado recientemente Pau: "La señorita Coles en Pau ha puesto a los amigos del Evangelio en España ante la obligación de ser agradecidos. En un momento en que el añorado Manuel Matamoros estaba sufriendo por la enfermedad, y cuando el bienestar le era particularmente precioso, le dio un hogar dentro de su propia casa. Ella extendió la hospitalidad también a varios personas que vinieron de España a Pau por un corto tiempo con el propósito de estar con Matamoros, y de recibir instrucción a fin de capacitarlos para actuar como misioneros laicos entre sus compatriotas. Para coronar todo, ha dado un hogar bajo su propio techo a seis chicas españolas más interesantes desde el mes de octubre de 1865, no sólo esto, sino que les ha proporcionado una admirable institutriz, y ha sido el medio de impartirles una buena educación. Tengo a mi lado cartas recibidas de Matamoros, mientras que él estaba viviendo en casa de la señorita Coles, que contienen las comunicaciones gráficas de la evolución que habían tenido las niñas. Hace unos meses, yo mismo tuve la satisfacción de ver a la señorita Coles y los jóvenes en Pau, así como su excelente institutriz. Criaturas jóvenes brillantes, saludables, inteligentes y que no se podrán encontrar otras entre las chicas españolas. Todo sobre su apariencia y su comportamiento fue satisfactorio. Su docilidad y el comportamiento afectivo eran hermosos, mientras que la forma en que las respuestas dadas sobre el tema de la religión, de Jesús, eran como para obtener una tibia aprobación. Muy cordialmente puedo ofrecer mi recomendación del objeto para el cual se hizo esta apelación. Sería realmente una cosa muy triste la falta de simpatía práctica ahora para llevar a cabo un medio de esta utilidad que promete servir tanto a España. No me cabe duda de que el noble esfuerzo que la señorita Coles ha hecho, animará a los corazones de aquellos que se aferran en España a la esperanza del Evangelio a pesar de las muchas dificultades que aquejan a ese país "
[i]Creemos que se refiere al escultor Antonio Marín Sánchez, que tenía un pequeño taller de marmolista y que después de la marcha de Manuel Matamoros a Barcelona, se había convertido en líder de la congregación malagueña y a quien le habían puesto el apelativo del Andrés Dunn español.
[ii]A modern apostle: Alexander N. Somerville Autor George Smit Editor Murray, 1891, le dedica un capítulo a Matamoros y la obra en España
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