Como relatamos la pasada semana, las gestiones en Madrid con la ayuda de George Borrow dieron resultados y el embajador inglés le comunica que el problema quedaba solucionado pudiendo reiniciar su actividad. de abril de 1838 a abril de 1839 la Misión de Cádiz adquiere un auge considerable poniendo como maestro a un profesor de la cuidad, que dice Rule no tenía mucho talento pero estaba titulado. También puso una maestra titulada en la escuela de niñas. Sin embargo en una Real Orden de 19 de mayo de 1838 se prohibía la impresión, importación o distribución de textos sagrados. Rule no haría caso a esta normativa y siguió trabajando en las escuelas y en la congregación, con fieles “reverentes y llenos del espíritu divino”. En marzo de 1839 la Misión ordena los primeros ministros elegidos entre los miembros de la congregación.
Conocidos estos hechos, los párrocos de la diócesis de Cádiz ante las directrices del obispo, denuncian en sus púlpitos las actividades metodistas. Tras ellos las fuerzas políticas también procuraron interrumpir las actividades de la Misión.
Se publicaron artículos declarando que todo era ilegal, peligroso y anticonstitucional y el gobierno decidió cerrar la escuela definitivamente ante tanto revuelo. Una nota del gobierno reflejaba sus preocupaciones:
La Mesa halla tan justas y fundadas las razones que expone el Jefe Político de Cádiz para pedir que se tome una providencia que ataje los inmensos daños que puede producir la enseñanza del Clérigo Inglés Mr. Rule, que no puede menos de llamar la atención a V. E. hacia el importante objeto que propone dicha Autoridad, a fin de que, si por razones políticas y de conveniencia no es posible hacer salir del Reino al expresado Mr. Rule teniendo sus papeles en regla. se le mande cesar en la enseñanza que ha establecido, no sólo porque las doctrinas que en ella se inculcan a la juventud son contrarias a los dogmas de nuestra Religión, sino porque su propagación podrá producir males que aumenten los que ya afligen nuestra Patria con motivo de las discordias civiles!
La Misión después de ser conocido su cierre y enteradas las autoridades gaditanas, continuó no obstante abierta, aunque no para la docencia tal como venía desarrollándose pero si que la iglesia permaneció.
Rule entonces toma la decisión de marcharse, dejando en su puesto al misionero James Lyon. Sin embargo, y a pesar del cierre, el 26 de marzo de 1839, según anota Rule en su diario, marca el comienzo de la Iglesia Reformada en España.
“En ese día, Enriqueta Martínez, una de las niñas de nuestra escuela, entre doce y trece años de edad, se llega hasta mi profundamente afectada solicitando ser considera protestante metodista. El domingo anterior había manifestado haber entregado su corazón a Dios, mientras yo explicaba a los niños la Biblia y apelaba a que se convirtieran en verdaderos discípulos de nuestro Señor Jesucristo. Antes de acceder a su solicitud de admisión en nuestra iglesia, sentí el deseo de ver a la madre que hacía unas semanas había en nuestra recién establecida congregación y conocer la opinión sobre el tema. Independientemente de que conviniese al Papado el que la niña optase por el cristianismo bíblico, era necesario buscar su pleno disfrute de la religión personal, era a la vez mi deber inculcar a la niña la obligación de obedecer a su madre viuda y recordar a la madre su responsabilidad materna”.
La congregación gaditana no comienza con muchos miembros y los que reciben a Enriqueta Martínez son Margarita Barea y su hijo Federico González y el señor Rule, quizás acompañados por Lyón y Antonia Rodríguez maestra de escuela y pocos más. Con el tiempo se unió la madre de Enriqueta.
La Misión efectivamente había cerrado más bien, dice Rule, estratégicamente en vista de la situación política pero con el deseo de crear una
Facultad de Humanidades de acuerdo a las disposiciones de la Real Orden de 12 de agosto de 1838. “En justicia, debemos señalar sin embargo que, todos estos conflictos no serían del todo vanos: en gran medida, ellos desbrozarían el camino a las nuevas tentativas de libertad religiosa acometidas durante la Primera República en 1868”
[i].
Las nuevas tentativas de continuar fueron inútiles por las situaciones de violencia que se suscitaban por parte de las autoridades. El
Genio del Cristianismo había sacado un artículo del prelado de la diócesis el 29 de marzo de 1840 donde menciona a Rule y Lyon hombres sectarios que habían venido a engañar al pueblo pobre e ignorante. Rule relata los hechos como un pulso entre el Ministerio Británico y el alcalde de Cádiz.
Tres días después de la clausura de las escuelas el Alcalde mandó una carta advirtiendo que el lugar de culto también debía cerrarse porque era contrario al culto de la Iglesia Católica.
“Al instante me puse en comunicación con el Cónsul Sr. Brackenbury, para poder obtener apoyo de él. Él no podría ayudarme, pero incluso si fuese posible hacerlo, era declaradamente contrario. Él tenía la confianza de "su amigo, el obispo, "y había desaprobado siempre nuestra Misión en España”.
La hora de servicio de la noche se acercaba, y el oratorio estaba lleno, como de costumbre, antes de la hora señalada. En este momento se iba a iniciar el culto, aparece delante del atril un representante del Alcalde con un papel en la mano que era una copia a mi respuesta. Observé tres o cuatro hombres con sombreros extraños aparentemente escondidos, rodeando en silencio a la congregación densamente llena, aunque ellos estaban inquietos. Sin ningún rodeo, leí la misiva y di mi respuesta por escrito añadiendo solo estas palabras: “Ustedes son españoles, yo soy inglés. Soy libre y oro para que pronto pueda llegar la salvación gratuita también aquí. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén. La gente quedó asombrada expresando su asombro y horror con un murmullo. Me retiré a la vez, y me alejé dando expresión a mis sentimientos, pero a la entrada de la calle vimos un fuerte cuerpo de soldados con bayoneta calada a lo largo del camino, expectantes y silenciosos. Un anciano español, acompañado por sus dos hijas se atrevió a romper el silencio: “Oh Dios –exclamó- hemos venido a este lugar y no hemos escuchado la Palabra de Dios antes de morir”.
La presencia de soldados mostraba lo que se podía esperar del Gobernador recién llegado.
La congregación aunque dispersa siguió teniendo reuniones de oración y los cultos dominicales donde se unían muchos ingleses, sin embargo la vigilancia a que eran sometidos vio que se estaba vulnerando las ordenes de la autoridad. Al final Rule tendría que abandonar el país por estar en peligro de muerte, pudiendo ser tenido como criminal de Estado.
Cuando expulsaron a la reina Cristina, camino de Roma para ponerse a los pies del Papa Gregorio XVI, ésta embarcó en el mismo buque en el que viajaba Rule para Inglaterra. James Lyon que había quedado en su lugar visitando la congregación también sería expulsado el 6 de abril de 1840. Margarita Barea continuó en la casa de los Rule que de vez en cando llegaban a Cádiz con permiso del Gobernador y del Gobierno de Madrid. Dice Rule:
“Durante tres años y un cuarto que habíamos trabajado y vivido en Cádiz y en otros lugares, la semilla incorruptible de vida que se había sembrado, y no pocos españoles son la abundante cosecha de estos trabajos anteriores. Por la caída de la reina Cristina se produciría una oportunidad muy pronto para el restablecimiento de nuestra Misión en Cádiz. El grito de libertad religiosa volvió a plantearse y el Gobierno Constitucional se estableció una vez más y una vez más la Constitución de 1868 se estableció en el país.
Aunque las
Memorias de Rule no terminan en este lugar todo lo que atañe a su estancia en España puede haber quedado reflejada en estos relatos. Sin embargo cuando se interpretan estos hechos hay bastantes vertientes historiográficas que pueden desembocar en mares distintos.
Me refiero cuando se dice “que tanto Borrow, como Graydon o Rule, siendo ciudadanos británicos, supervaloraron el apoyo de la Corona inglesa a la causa constitucional, sintiéndose inmunes, por encima de la jurisdicción de las leyes españolas. demostrando en el proceso su desconocimiento de los entresijos y condicionantes del mundo en que se movían”
[ii] Ciertamente los tres citados no eran personas corrientes, ni nada de lo humano les era ajeno, pero ¿acaso fue prepotente el Apóstol Pablo por recurrir a Roma? O ¿acaso no sabían donde se metían? ¿No era el catolicismo español el más fiero defensor de sus tradiciones?
Creo que si lo sabían pero la fuerza descomunal del catolicismo español no permitía que entrase ningún viento de libertad y menos aún les hiciesen la competencia. La ferocidad dialéctica y de medios del catolicismo y en especial de sus dirigentes siempre fue excesiva por lo que reclamar el apoyo de la Corona inglesa y reclamar sus derechos que eran violados constantemente por la autoridades españolas no me parece un acto que les haga parecer inmunes.
[i]La Escuela Metodista de Cádiz (1837 -1840)Antonio Giménez
Si quieres comentar o