Es la historia de una misionera que ha perdido su fe, después que su familia fuera brutalmente asesinada en África. Convertida ahora en una profesora escéptica, se encuentra con Dios, al aparecer de nuevo las diez plagas bíblicas en plena América profunda.
La película dirigida por Stephen Hopkins, es un producto comercial, que anuncia ya una segunda parte, por su final abierto. Está protagonizada por la
oscarizada Hillary Swank, que pretende aunar el cine de terror con la ficción sobrenatural basada en temas bíblicos.
Tras ella está el capital de una compañía formada por Joel Silver de
Matrix, llamada
Dark Castle, que utiliza los últimos efectos especiales de imagen y sonido, para lograr asustar al espectador. Hopkins es autor de una curiosa biografía del actor Peter Sellers, pero también de engendros como
Depredador 2 (1992) o
Volar por los aires (1994). Su productora es la esposa del actor Robert Downey Jr. La música original, curiosamente la hizo nada menos que Philip Glass, pero por estas locuras de Hollywood, al ser desechada, la ha acabado finalmente haciendo alguien llamado John Frizzell, que se dedica a los dibujos animados.
La película está hecha en Louisana, alrededor de Baton Rouge, donde se desarrolla también la historia en un pueblo llamado Haven, donde se repiten las diez plagas bíblicas. Toda esta área fue devastada por los huracanes
Rita y
Katrina, que hicieron suspender el rodaje, aunque se continuó allí finalmente la producción, como una forma también de ayudar a la zona en un momento de crisis. Junto a la protagonista de
Million Dollar Baby, está la niña Anna Sophia Robb de
Charlie y la fábrica de chocolate y un enorme equipo de actores británicos, como David Morrisey o Idris Elba, encabezado por el irlandés Stephen Rea, que hace el papel de religioso.
EL PROFUNDO SUR
Katherine Winter (Swank) es una misionera que ha perdido su fe, al ser asesinada su familia en Sudán. Una tragedia como esa, puede por supuesto quebrantar la fe de cualquiera, haciendo que demos la espalda a todo en lo que hemos confiado hasta ahora. Katherine se ha vuelto una profesora escéptica, que recorre el mundo denunciando las supercherías religiosas, hasta llegar a este pueblo de Haven, donde se están repitiendo las diez plagas del Éxodo.
Acompañada por su asistente, un sólido cristiano afro-americano llamado Ben, la protagonista tiene que reconciliar estos hechos con su visión científica de la vida, partiendo de una razón que excluye ahora la fe.
Guiados por el maestro del pueblo, Doug (David Morrisey),
se enfrentan al profundo Sur de Estados Unidos. Su religiosidad se muestra claramente en un comentario del alcalde, que tras constatar que ella no es una lectora de la Biblia, se maravilla de que haya gente que no quiera ir al Cielo. Las iglesias del pueblo tienen carteles que dicen: “¿Qué estás esperando? ¡El Señor no tiene todo el día!” o “Nuestro Señor es amable, pero ¡no le tientes!”…
La historia gira en torno a una niña (Anna Sophia Robb), que es tratada como una endemoniada, por ser hija de una madre soltera y un predicador itinerante, pero también por la sospecha de estar relacionada con el ocultismo. Katherine se ve atraída por ella desde el primer momento. Le recuerda a su hija muerta.
Todo el mundo parece odiarla. Sólo el creyente Ben parece mostrar compasión y paciencia en este pueblo, donde nada es lo que parece. Es él también quien vela por Katherine y le muestra que “Dios protege a sus hijos, incluso antes de que lo sepan”…
ENTRE LA DUDA Y LA FE
Desde
El abominable Dr. Phibes, no se había intentado llevar al cine las plagas del Éxodo. Sus resultados no están a la altura de la épica bíblica, ya que el film logra lo imposible: que la ira de Dios nos aburra.
La idea sin embargo es interesante: ¿Cómo se relaciona la razón y la fe?, ¿qué base tenemos para creer?
El productor de esta película observa que “en todo el mundo hay personas atraídas por la idea de los milagros”. Ya que “incluso cuando los científicos intentan explicarlos, no suelen disuadir generalmente a los fieles”. Para Joel Silver, “todo esto forma parte de la clásica lucha entre la ciencia (el escepticismo honesto) y la voluntad de creer (la fe)”.
El DVD incluye un documental sobre si es posible demostrar científicamente las plagas del Éxodo. El planteamiento recuerda un poco al de James Cameron, pero son otros los entrevistados y se da más de una hipótesis. El problema es que los eruditos bíblicos que aquí hablan, dudan de la historicidad del Éxodo. Curiosamente, los que sí se muestran claramente como creyentes, son científicos...
La verdad es que todos tenemos fe, buena o mala, en una cosa u otra, ya que todos creemos en algo o en alguien. Así como todos tenemos dudas. No existe quien no crea en nada. Todos buscamos pruebas para nuestra fe. El dilema en la Biblia, no está por lo tanto en creer o no creer, sino en creer en un ídolo, o en el Dios vivo y verdadero.
El cristianismo no se basa en una fe ciega. ¡Hay razones para creer!
La fe cristiana tiene una base sobrenatural, pero los milagros en los que se basa nuestra fe –que son al menos dos - la encarnación y la resurrección de Jesucristo-, no tienen nada de irracionales y supersticiosos. Son maravillas, pero están apoyados por una serie de evidencias, gracias a las cuales, lo difícil no es aceptarlos, sino rechazarlos.
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