Sobre el tema de masonería está claro que hubo bastantes pastores pertenecientes a ella y algunos de ellos siendo fundadores de logias masónicas. Sin embargo respecto al comunismo a anarquismo parecen menos abundantes los casos.
Según Brenan estos movimientos impregnaron mejor el suelo católico: “No es pues, sorprendente –dice Brenan- comprobar que la Iglesia española haya ido más lejos que cualquiera de las iglesias protestantes de su tiempo ofreciendo una plataforma que permitía la libre discusión de teorías sociales de un cierto carácter comunista”. Brenan pág.35.
En un artículode Demetrio Castro “Anarquismo y protestantismo”[i] analiza las conexiones entre anarquismo y protestantismo en la España contemporáneatomando como punto de partida los paralelismos establecidos por Gerald Brenan entre el furor anticlerical del campesinado anarquista andaluz y los agitadores protestantes de los siglos XVI y XVII.
Reconoce que la simpatía o el interés por el protestantismo fue una etapa en la evolución personal que llevó al anarquismo a algunos de los primeros partidarios de la A.I.T. en España.
Relata este autor el caso de
Nicolás Alonso Marselauy su pasmosa evolución. “Brillante seminarista en Granada y protegido del arzobispo, entró en contacto con Matamoros y huyó a Inglaterra vía Gibraltar (quizá trabajara entonces como barbero, según pretendía Menéndez Pelayo), pero fue incluido en la causa y condenado en rebeldía a cuatro años. En Londres estaba a finales de 1860 y desde allí se carteó con Matamoros y su compañero Alhama. Octubre de 1863 abjuró en Liverpool y poco después solemnemente en Granada, pero breve fue su vuelta al seno de la iglesia romana, pues a finales de 1868 estaba en Sevilla donde editaba un periódico protestante,
El Eco del Evangelio y participaba activamente en los trabajos del partido republicano formando parte de su sector federal maximalista. Fundó después
La Razón, periódico en el que lo antirreligioso ocupaba más espacio que la propaganda social, pero que convirtió en portavoz de la Internacional. De su ascendiente dentro de la rama andaluza de la organización da cuenta su condición de delegado a la conferencia de Valencia en septiembre de 1871 y un año más tarde a los congresos de La Haya y Saint Imier; fue también miembro de la Alianza de la Democracia Socialista. Sus obsesiones anticlericales dejaron huella no sólo en las páginas de La Razón, sino también en algunos de sus folletos, como
El Evangelio del Obrero. Hacia 1874, tras desdecirse de su internacionalismo fue un tiempo novicio trapense; abjuró ante la corte de D. Carlos en Tolosa y en 1882 Menéndez Pelayo le hacía en un convento bórdeles.
Marselau fue uno de los más sobresalientes dirigentes internacionalistas sevillanos —"a él se debió principalmente el éxito que alcanzó la Internacional en aquella comarca" reconocía Anselmo Lorenzo
[ii], no obstante tenerle por "desperdicio humano"—, pero lo que aquí interesa evocar es la concurrencia en él, entre 1860 y 1870-71, de protestantismo, republicanismo federal e internacionalismo aliancista. Y aunque extremo, el caso no es único. El mismo Lorenzo mantuvo algunos devaneos evangélicos inmediatamente antes de incorporarse al internacionalismo. El capítulo 8 de su obra
“El proletariado militante” lo dedica a las “misiones protestantes” y sus recuerdos de los cultos protestantes que dirigían Armstrong y Campbell
[iii], asistiendo con los hermanos Castro, Pedro y el mayor Eduardo. Estos permanecerían en el Evangelio.
Para Brenan, uno de los aspectos más llamativos del anarquismo español, y de los más significativos para entender su esencia, sería su
"carácter altamente idealista y moralreligioso"; los anarquistas tratarían de establecer, de una vez y por la fuerza, una utopía cuyo ascetismo la asemejaría a la judeo-cristiana, y desde ese punto de vista moral-religioso se podría interpretar el anarquismo como la herejía protestante española que la Inquisición habría hecho imposible en su día. Esa vena idealista de vez en cuando ha aparecido entre protestantes españoles pero no han encajado en el círculo de las iglesias establecidas que nunca se atrevieron a dar un salto social y moral, permaneciendo en el irenismo espiritualizante.
Esta propaganda contra el anarquismo protestante llegaría con la misma fuerza hasta los años sesenta del siglo XX. Cita Juan Antonio Monroy
[iv] una Hoja parroquial de 3 de marzo de 1957 distribuida en Barcelona: “Las doctrinas protestantes son fácil vehículo del comunismo y eficaz germen de la división de los pueblos”. Y en otro libro se decía: “Por lo demás es sabido que en España han contado y cuentan aún como simpatizantes con todo el elemento rojo judío masónico”.
[i]Anarquismo y Protestantismo. Reflexiones sobre un viejo argumento.Demetrio Castro Alfín Departamento de Sociología y Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Universidad Pública de Navarra.BIBLID [(1998) 16; 197-220Stud. hist., H.a cont., 16, pp. 197-220
[ii]El Proletariado Militante (Memorias de un internacionalista) de Anselmo de Lorenzo
[iii]Así los describe Anselmo Lorenzo: Llamábanse Amstrong el uno y Campbell el otro; el primero era alto, como de cuarenta años, moreno, con ojos azules de expresión amable que a veces producían una mirada penetrante y escrutadora, ostentaba una hermosa barba negra, y el conjunto de su persona, según decían mis compañeros, tenía los rasgos que se necesitan para caracterizar un cristo; el otro era también alto, rubio, de ojos pequeños y vivos y maneras un tanto afeminadas; su barba rala y su vocecita de mujer le hacían poco simpático y hasta causaba un efecto algo ridículo.
[iv]Defensa de los protestantes españoles. Juan Antonio Monroy. Tanger 1958
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