Para muchos historiadores la doctrina de los “alumbrados” es un movimiento espiritual original y autóctono, que logra en poco tiempo reunirse en conventículos (Pastrana, Escalona, Cifuentes, Toledo, Guadalajara, Madrid etc.) unas veces en los castillos de los nobles, otras en los conventos y también en las casas.
En Cifuentes los frailes franciscanos Diego Barrera y Antonio Pastrana se convirtieron en portavoces de las nuevas doctrinas. En Pastrana y en la Universidad de Alcalá se establecieron nuevos vínculos, visitando y debatiendo Isabel de la Cruz misma en estos círculos. Por 1523 el ímpetu de las doctrinas iluministas de Isabel recorría todos los rincones de Castilla, poniendo sobre aviso a los inquisidores, especialmente cuando el provincial franciscano Andrés de Écija investigó las enseñanzas de Isabel. Dice Álvaro Castro(1): “En un ambiente de furor humanista y en torno al palacio renacentista de los Mendoza, en Guadalajara, se conformará el primer cenáculo importante de los herejes alumbrados, dentro del cual predicará María de Cazalla (1487-153?).
CENÁCULO DE RODRIGO VIVAR Y ALONSO DEL CASTILLO, 1525-1539
El caso de Rodrigo de Bivar es parecido en cuanto que nacido entre el alumbradismo de Isabel de la Cruz, se hará amigo de Eguía “apóstol del iluminismo erasmizante”. “Le gusta congregar en su casa algunos amigos para leer con ellos la Escritura. Cada cual contribuye con sus luces: se lee un texto de Job o del Nuevo Testamento y se cotejan con la Vulgata las versiones y los comentarios de los modernos, en particular de Erasmo, que enriquece “como contrapunto” la melodía de las palabras sagradas”(2) (Bataillon, 1995, pág. 212).
Según declaración de Alonso del Castillo de 1 de marzo de 1525 “Se juntaban 4 o 5 personas y leían una lectión de Job o del Evangelio y sobre aquella vían la traslación de Sant Jerónimo e a Juan Fabro (Lefevre d´Etaples ?) e a Herasmo que era como contrapunto sobre todo”.
CENÁCULO DE JUAN DE VALDÉS EN NÁPOLES, DESDE 1530
Del tomo XXI de
Reformistas antiguos recogemos un párrafo del ensayo de Usoz: “Después, acogido Juan de Valdés en Nápoles, entregóse, de verás, al estudio, y con todo empeño al de la Biblia, y al mejoramiento intelectual y moral de sí propio: más no de una manera aislada, o pervertida y claustral. Quería, que sus amigos, y luego, si era posible, su Patria, y los cristianos en general; fuesen copartícipes de los frutos que produjesen, tales estudios, y mejoramiento. Llevado de esta idea, frecuentó el trato de los que se conformaban con ella; y estudiaba las palabras de sus conocidos, del modo mismo, que los libros; formando siempre, de todo, los continuos
Apuntes, que le parecían.
El trato más frecuente, con sus amigos, le tenía en su misma casa, dentro de la antigua Nápoles; o en una Quinta, o Granja, suya, situada hacia
Chiaja, o
la Mergellina, la cual describe, con melancolía en cierto modo agradable, el desventurado Bonfadio, en su carta al no menos perseguido Carnesecchi.
“En esa Quinta, recibía Juan de Valdés todos los Domingos, desde por la mañana, a unos cuantos sinceros amigos; y juntos pasaban el entero día, de esta manera: Después de almorzar, y disfrutar un rato del ambiente del jardín, y de la vista gratísima de aquella playa, y azulada llanura del mar, donde, descollando, atraen los ojos Capri, de un lado, la predilecta aislada mansión de Tiberio, i de otro Ischia, y Próchida; volvían a entrar en la casa, donde se leía aquella parte, ó porción de la Biblia, que determinaba Valdés
, y discurrían sobre otros puntos que el mismo Valdés
señalaba: hasta la hora de comer. Y bien pueden ser las
CX Consideraciones, puntos propuestos por él en 110 Domingos” (Usoz y Rio, 1860, pág. XXI).
CÍRCULO DE JUAN DE VILLAFRANCA, 1541-1551
El pensamiento valdesiano se propagó más allá de las fronteras napolitanas gracias principalmente a la predicación de Ochino y Vermeglio. La comunidad de Nápoles después de la muerte de Valdés fue dirigida por Juan de Villafranca, al servicio del virrey español de Nápoles.
Característica del grupo era el desarrollo del movimiento espiritual valdesiano al que algunos acusan de antitrinitarismo y cuya comunidad duró hasta 1551, hasta que la Inquisición intervino allí. Sin embargo, el filo-protestantismo sobrevivió durante más de medio siglo, como lo demuestra la lista de unos 150 títulos de libros “heréticos” procedentes de este grupo y hasta 1565.
La continuación del movimiento valdesiano por otro español, gentilhombre al servicio del virrey Pedro de Toledo, Juan de Villafranca, demuestra, una vez más, la pujanza del movimiento evangélico español y la enorme influencia en el protestantismo italiano.
1) Las noches oscuras de María de Cazalla. Poder, fe y deseo en la modernidad española. Álvaro Castro Sánchez
2) Según declaración de Alonso del Castillo de 1 de marzo de 1525 “Se juntaban 4 o 5 personas y leían una lectión de Job o del Evangelio y sobre aquella vían la traslación de Sant Jerónimo e a Juan Fabro (Lefevre d´Etaples ?) e a Herasmo que era como contrapunto sobre todo”
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