La visión hipócrita e intolerante del cristianismo que dan películas como ésta, es obvio que a muchos creyentes les resulta ofensiva y ciertamente injusta, pero hay sin embargo que reconocer que en
¡Salvados!, como en otras muchas críticas del mundo evangélico, al estilo de
Campamento Jesús, hay bastante más realidad de lo que queremos reconocer. Es evidente que el director, Brian Dannelly, ha ido a un colegio cristiano, así como su co-guionista, Michael Urban. Lo dicen en el audio-comentario del DVD, pero uno lo adivina fácilmente cuando ve cómo dominan la jerga evangélica y son capaces de retratar tantos aspectos de un sub-mundo, que existe en una especie de realidad paralela a la vida normal de la mayor parte de la gente que nos rodea.
¡Salvados! tiene todo los elementos de una sátira exagerada, pero como decía Joseph Conrad, “no hay nada más fácil de ser tildado de exageración que el lenguaje de la verdad desnuda”. Hay mucha tontería evangélica, que aquí se pone en evidencia, pero hay también un cierto vacío en su propuesta de un cristianismo alternativo más tolerante.
Los autores ven la película como “una manifestación pública de fe”, pero es evidente que no es una fe evangélica. Ellos se quejan del tratamiento que han recibido en medios cristianos, ya que para ellos, éste es “un
film sobre el amor, la tolerancia y la aceptación”, cuando son culpados en
Internet hasta de “comenzar el Apocalipsis”… ¿Qué podemos entonces pensar de una película como ésta?
¿UNA SÁTIRA EXAGERADA?
Mary (Jena Malone) es una chica que descubre que su novio es homosexual, pero tiene una visión de Jesús, diciendo que se volverá heterosexual, si se entrega a él sexualmente. El resultado es que ella queda embarazada y el chico es enviado a un centro de recuperación cristiano, para intentar cambiar su orientación. Así contado, parece una increíble parodia, sin ninguna seriedad, pero hay una ternura y sensibilidad en el personaje de Malone, que le da una profundidad bastante inusual en este tipo de comedias adolescentes, que se suelen caracterizar más bien por su zafiedad y vulgaridad.
No estamos por lo tanto ante una simple burla del “fundamentalismo evangélico”, sino más bien frente al intento de presentar una versión alternativa de cristianismo, que resulte más tolerante ante otros estilos de vida, como el homosexual.
Se ha comentado mucha una escena en la que Mary anda leyendo un libro sobre el ateísmo, cuando es secuestrada por un grupo de amigas, alentadas por el pastor de la escuela, para orar por ella en una especie de “ministerio de liberación” al estilo “exorcista evangélico”. Dannelly dice que él no cree que “las chicas cristianas vayan secuestrando a sus amigas para exorcizarlas”, pero muchos apuntan el hecho de que el libro aparezca en las notas de agradecimiento al final de la película. La obra se llama “Ateísmo: El argumento en contra de Dios” y está escrita por un ateo llamado George H. Smith (la ha publicado una editorial del grupo de escépticos racionalistas norteamericanos llamada
Prometheus, en el estado de Nueva York en 1979). La referencia al libro es sin embargo un mero procedimiento legal, que hace falta en el cine, para poder mostrar un titulo en la pantalla. No tiene ningún significado especial…
Hay otros aspectos que resultan extraños en un medio evangélico, como la enorme imagen de Jesús, que protagoniza otra de las escenas de la película. Es cierto que muchas tradiciones protestantes no entienden la prohibición del Segundo Mandamiento como una imposibilidad total de representar a Jesús, pero resulta más fácil imaginar una decoración así en un medio católico, ya que aparece incluso una capilla en el armario de la casa de uno de los personajes. Muchos evangélicos dicen haber tenido visiones de Jesús, como Mary, pero desde luego en este medio no se aprecian obras como “Jesucristo Superstar”, cuya representación aparece como una de las actividades del centro. Las escenas “hablando en lenguas” se basan sin embargo en el testimonio del peluquero, Ian Ballard, un creyente que aprueba la película y explicó con su hija al director, cómo suenan estas “lenguas” en círculos pentecostales o carismáticos, ya que el autor parece que es de origen bautista…
Las amigas de Mary cantan en un grupo de música y en la fiesta de graduación va a haber un concierto de un famoso grupo cristiano. Todas los bandas de “rock cristiano” que invitaron a actuar en la película, rechazaron la propuesta, pero la que se han inventado, responde a todas las pautas y manierismos de los conciertos a los que asistieron los autores, ya que muestra muy bien el curioso ambiente de estas reuniones de jóvenes. Ante los temores de la industria, la producción se hizo finalmente en Vancouver con un bajo presupuesto, ayudados por el cantante de
REM, Michael Stipe, que ha financiado la película, aunque finalmente la distribuyó la
Metro Goldwyn Mayer.
¿UN REENCUENTRO CON LA FE?
Dannelly dice que su película es en realidad “un reencuentro con la fe”, ya que su historia acaba con un mensaje de reconciliación. “¿Por qué Dios nos hizo diferentes, si quisiera que todos fuéramos iguales?”, dice Mary al reencontrarse con su novio, aceptando su homosexualidad. El pastor es puesto en evidencia así, al descubrirse que tiene una relación secreta con la madre de una de las chicas. Estos personajes aparecen flirteando continuamente a lo largo de la película, hasta que en un momento se besan. Todos entendemos que en este momento comienza una relación sexual, aunque el director dice en el audio-comentario que no se trata más que de una amistad especial. Lo cierto es que resulta un completo hipócrita, capaz de dar “saltos por Jesús” y condenar el pecado, cuando mantiene esta relación en secreto. Así también el personaje de Hilary (Mandy Moore) se presenta finalmente con su verdadera cara, que oculta bajo su santurronería, toda una vida de mentiras y chismes, que no muestra ningún amor por Mary, sino celos, envidias y un gran afán de protagonismo.
No vamos a negar ahora que haya superficialidad e hipocresía en el mundo evangélico. La verdad es que a veces resulta bastante agobiante, pero el problema es que la alternativa que plantea la película es igualmente falsa.
El personaje de Mary solo encuentra misericordia y compasión en no cristianos, como la judía Cassandra (Eva Amurri) o el hermano discapacitado de Hilary (Macaulay Culkin), que finalmente resulta no ser cristiano. No se trata de si la historia es verosímil (el guionista cuenta que en su colegio había efectivamente una judía, que todos querían convertir al cristianismo), sino que es también otra caricatura, que el único personaje amoroso sea un “misionero del
skateboard”, hijo un pastor hipócrita, cuyo padre no le comprende.
No hay duda que el mundo evangélico es cada vez más extravagante, pero detrás de todas nuestras tonterías, hay una realidad que va más allá de todo relativismo. Los problemas de la vida no se pueden enfrentar simplemente con un amor que todo lo acepte.
La fe evangélica apunta a una verdad, que considera que la vida tiene sentido, no dependiendo de cómo nos sintamos, sino de la justicia que finalmente va a prevalecer. Ante esa justicia, todos somos declarados faltos (
Romanos 3:10), pero el injusto por la fe vivirá (v. 28), porque
“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (
5:8).
Esa es la diferencia entre el Evangelio y el moralismo. No que nosotros seamos buenos, sino que hay Alguien que nos salva de todas nuestras hipocresías y vergüenzas. Es en ese amor, que muchos confiamos…
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