En la primera parte, “Sobre la Trinidad divina” “De Jesucristo hombre y sus falsas representaciones” el texto es de Phi 2:6-7 "en Cristo Jesús, que existiendo ya en forma de Dios, no consideró una usurpación ser igual a Dios, sino que se vació a sí mismo tomando la forma de siervo, deviniendo en semejanza a los hombres". Tres vocablos usa Servet en una larga refutación para afirmar la forma divina de Cristo, desde la eternidad, junto con su gran humildad de espíritu. La palabra “forma” es igual en ambos casos que
aspecto y
figura, sin embargo significa “igualdad” y es “semejanza”. También el sustantivo que se traduce por
usurpación tiene el sentido de “rapto” o “robo” pero este se descarta por tener un sentido negativo. Cristo es el Hijo de Dios, Cristo es Dios por ser la forma, la especie de Dios que tiene en si la potencia y la virtud de Dios.
Otra palabra que usa Servet es "economía de Dios" o, según Ireneo y Tertuliano, de tres modos de administración o disposición de la Trinidad. Término original que nos remite a
reparto o
distribución de tareas como en una casa o de una misma entidad. Servet analiza también otros dos términos: “hacienda” y “poder”. Los textos son
Lucas 15:12 “Padre, dame la parte correspondiente de la hacienda".
Juan 12:2.
“Padre..pues le has dado potestad sobre toda carne para que dé vida eterna a todos los que le diste.” Mat 28:18.
“Jesús se acercó y les habló diciendo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra””
En el libro segundo, desarrolla Servet algunos pasajes entre los que destaca la explicación del Logos, como Palabra o Sabiduría de Dios, que se identifica con Jesucristo, pero que a veces Servet la usa en sentido de economía como Ireneo y Tertuliano, definiendo Palabra como dispensación o disposición divina.
Juan 1:1.
"En el principio era el logos”. El Logos era (
...) la locución, la expresión en el sentido propio del verbo, que significa, digo, hablo. El mismo Cristo con la palabra es esplendor o representación luminosa. Será en el libro tercero el que desarrolla un discurso en lenguaje filosófico con términos que desarrollan la relación eterna entre la Palabra y el hombre Jesús, su persona, su imagen. Entiende Servet como aspecto o figura en el sentido de persona como modo de manifestación, pero muy diferente del latín donde
persona originalmente es máscara teatral (per-sonare) y del verbo parecerse.” El
Logos era la representación, la razón ideal de Cristo que relucía en la mente divina, el resplandor del Padre. El
Logos, como
sermo externus, se manifestó en la creación del mundo y en todo el Antiguo Testamento; como
persona, en Cristo. Por eso está escrito:
Iesus Primogenitus omnium creaturarum. La creación fue la prolación del Verbo como idea, porque el Verbo es el ejemplar, la imagen primera o el prototipo a cuya imagen ha sido hecho todo, y contiene no sólo virtual, sino
realmente, todas las formas corpóreas. Y como Cristo es la
Idea, por Cristo vemos a Dios:
in lumine tuo videbimus lumen; es decir, por la contemplación de la
Idea. Y así como en el alma humana están accidentalmente las formas de las cosas corpóreas y divisibles, así están en Dios
esencialmente. (Menéndez y Pelayo, 2007, pág. 650)
“Sobre la filiación de Cristo, al igual que fue declarado hijo de Dios, con todo poder, por su resurrección, es dado al hombre un nuevo espíritu de adopción (establecer). Y otro paralelismo para el carácter de fuerza, poder tanto del reino de Dios como del Hijo, cuya expresión con el mismo sintagma Servet enfatiza.” Tres textos usa Servet fundamentalmente:
Rom 8:15.
"Pues no recibisteis el espíritu de esclavitud para el temor de nuevo sino que recibisteis el espíritu de adopción en el que clamamos Abba, Padre". Rom 8:15. También el de
Mc. 9:1.
"En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no probarán la muerte hasta que vean llegar en poder el reino de Dios".
Rom 1:4. "
definido Hijo de Dios con poder según el espíritu de santidad a partir de la resurrección de entre los muertos".
El libro tercero "En que se explican la prefiguración de la Persona de Cristo en la Palabra, la visión de Dios y la hipóstasis de la Palabra", desarrolla la relación eterna entre la Palabra y el hombre Jesús, su persona, su imagen. Entiende Servet del texto
2ª Cor 4:6.
"para hacer resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo", en el sentido de persona como de manifestación, muy distinto al significado original latino de persona, máscara teatral. «Cuanto hay en el mundo, si se compara con la luz del Verbo y del Espíritu Santo, es materia crasa, divisible y penetrable. Esa luz divina penetra hasta la división del alma y del espíritu, penetra la sustancia de los ángeles y del alma y lo llena todo, como la luz del sol penetra y llena el aire. La luz de Dios penetra y sostiene todas las formas del mundo, y es, por decirlo así, la forma de las formas”. “Dios es incomprensible, inimaginable e incomunicable; pero se revela a nosotros por la
Idea, por la
persona, en el sentido de forma,
especie o apariencia externa. Dios es la
mente omniforme y de la sustancia del espíritu divino emanaron los ángeles y las almas; es el piélago infinito de la sustancia, que lo
esencia todo, y que da el ser a todo, y sostiene las esencias de todas las cosas. La esencia de Dios,
universal y
omniforme, esencia a los hombres y a todas las demás cosas. Dios contiene en sí las esencias de infinitos millares de naturalezas metafísicamente indivisas.”
Con estos simples ejemplos de su crítica filológica, teológica y textual, queremos que nos sirvan para ilustrar la profundidad del pensamiento de Servet y la importancia del pensamiento protestante y reformado, pues no solo nos sobrepasa el dato histórico, sino que tampoco sabríamos definir bien todo un pensamiento tan revolucionario e ingente.(*)
*) Para una consulta más exhaustiva de la exégesis bíblica de Servet ver “Miguel Servet, Restitución del cristianismo,”(ed. de Ángel. Alcalá, F.U.E., Madrid 1980)
Si quieres comentar o