Pero si para Pelayo solo hubo catolicismo en España y para Bataillon solo hubo erasmistas o luteranos inventados por los inquisidores, no es menos cierto que tanto Tellechea como Nieto nos llevan en sus investigaciones a un grupo de reformistas que se podían clasificar como “evangélicos”.
El “evangelicalismo”, es posiblemente la mejor explicación y es una consecuencia de la lectura humanista de los textos sagrados. La vuelta a las fuentes del cristianismo, buscando una enseñanza original de Cristo, fue la ambición humanista que encontró un método para romper con la exégesis medieval. Cuando indagamos en la personalidad histórica de nuestros humanistas, nos damos cuenta que aunque cultiven disciplinas diversas, siempre hay un lugar donde la Sagrada Escritura ocupa el centro del pensamiento. En unos casos los humanistas evangélicos establecen el texto griego o hebreo, otras hacen comentarios a diversos libros o hacen traducciones, pero ya no interpretan las Escrituras a través de la hermenéutica escolástica, sino desde la visión iluminista, erasmista o luterana. En la mayoría de los historiadores ha fallado el estudio de la teología para poder distinguir las corrientes espirituales de cada una de las llamadas “heterodoxias”.
El personaje que nos hemos propuesto estudiar,
Pedro Juan Ninyes es un heterodoxo al que solo podemos afiliar en su espiritualidad, por los afinidades de los círculos humanistas y religiosos en los que vivió y poco más .
El cuidado de mostrar la ideología que la Universidad de Barcelona y Valencia tuvo después de que se prohibiesen los Diálogos de Erasmo, fue seguido de silencios demasiado sonoros. La enciclopedia catalana (2) nos dice que Pere Joan Ninyes nació en Valencia en 1522 y murió en 1602, siendo un gran helenista y humanista. Estudió Artes en Valencia y en París, donde siguió las doctrinas antiaristotélicas del gran humanista protestante Pierre de la Ramée y después seguiría al peripatetismo siendo catedrático de Filosofía en Valencia y publicando algunos tratados de Aristóteles. Fue catedrático también de griego y retórica en Barcelona, Valencia y Zaragoza, donde estuvo con el protestante Pere Joan Galés. Tendría que abandonar Valencia presionado por Joan de Salaia, rector de la universidad a perpetuidad, quien dijo ser “el secretario de Dios, si Dios le tiene”(Bataillon), quien iniciaría la Contrarreforma contra el erasmismo y el humanismo evangélico. Escribió Ninyes la Institutionum Rhetoricarum (1578, 1585, 1793) y Grammatistica linguae grecae (1575, 1589). Su única obra en catalán es
Avisos per a estudiar les arts , pero además destacan sus obras aristotélicas
Oratio de causis obscuritatis Aristotelicae et de illarum remediis (València 1554) y
De Vita Aristotelis ex veteri traslatione (Barcelona 1594).
Estuvo muy ligado al obispo humanista y erasmista Antoni Agustí y con los luteranos Jeroni Conqués y Pere Joan Galés. Reunió una buena biblioteca de manuscritos griegos, siendo traductor al castellano y anotador de Cicerón y Censorio, por lo que se le considera el representante catalán del humanismo de Vives pese a ser una época de contrarreformas.
Sin embargo en 1556, Ninyes, ya se quejaba amargamente a su amigo Zurita de la poca afición a las letras humanas por “los peligros, como ellos pretenden, que en ellas hay” y lo mismo hablan mal de los comentadores de Aristóteles, que de los doctores de la Iglesia que comentan la Sagrada Escritura. A. Fernández Luzón (3) dice: “No puede hablarse de provincianismo cultural en la Barcelona del siglo XVI. Ahí están como testimonio el uso de los Coloquios de Erasmo en las aulas, las aportaciones del lulista Lluís Joan Vileta en Trento, la significación de Damiá Hortolà en la metodología bíblica, el papel de la Universidad como refugio de presuntos heterodoxos como Pere Joan Nunyes.” Para Mayans, Pere Joan Ninyes era “"el que más ha sabido en España de esta lengua [el griego]que San Agustín no se atrevió a aprender" (citado por Peset, a
l´Epistolari , I,1972).
Resulta sumamente curioso que Ninyes aparezca como censor, para la Inquisición de Barcelona, para las obras de carácter filosófico o filológico. Es decir existía una censura “técnica” que realizaban especialistas universitarios, tanto de medicina, matemáticas y como dirá Fernández Luzón: “Incluso un personaje tan heterodoxo como el helenista Pere Joan Ninyes examinó y aprobó el libro
Alivio de sedientos (1576) del catedrático de medicina y anatomía Francesc Micó, que fue médico del tribunal de la Inquisición barcelonesa”
Pero lo que todos mantienen sobre su heterodoxia es que aún muerto en 1595 en las prisiones de la Inquisición, Pere Galés, seguía siendo ejemplo y guía notable para Pere Joan Nunyes.
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(1) José Martínez Millán .- Corrientes Espirituales y Facciones Políticas en el Servicio del Emperador Carlos V
(2) http://www.grec.cat/cgibin/heccl2.pgm?NDCHEC=0046633
(3) A. Fernández Luzón LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA EN EL SIGLO XVI
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