En octubre de 2003 la revista “Príncipe de Viana” publica un artículo de Rafael Carasatorre Vidaure en el que se revela que el reformista español, Fernando Tejada, es Tomás de Carrascón. La confusión parece estar en las siglas T.C. que para unos es Texeda Canónicus y para otros, como en este caso, Tomás Carrascón.
Según Carlos López Lozano(1) no tenemos muchas noticias de su persona aparte de las que se desprenden de sus libros como el famoso “Carrascón” con el que Usoz i Río comienza sus “Reformistas antiguos españoles”. Según Menéndez y Pelayo no se llamó T. Carrasco según ya habían apuntado Usoz y Adolfo de Castro y que ahora Rafael Carasatorre nos demuestra ser ese Tomás Carrascón, pero en este caso Menéndez y Pelayo no acertó.
Nuestro Tomás Carrascón era de la villa navarra de Cintruénigo y nacido el 21 de diciembre de 1595. Estudió en la Universidad de Salamanca e ingresó en la orden de San Agustín y siguió sus estudios en el convento de las afueras de Burgos donde se venera un famoso crucifijo. Allí sufre su pensamiento religioso un cambio o conversión y abandona la Orden y se marcha a Inglaterra por 1620, donde encontrará reconocimiento a su valor intelectual sirviendo a Jacobo I y defendiendo a la Reforma. Cuando muere el monarca en 1625 marcha a Holanda y allí editará en 1633 la obra “Carrascon”.
No podemos despreciar la crítica de Menéndez y Pelayo sobre el libro del que dice “Es obra ingeniosa, escrita con agrado, y que se lee sin fatiga. No carece de donaire y abundancia de lengua, aunque a veces degenera su estilo en paranomasias y retruécanos. Una parte del libro es contra el culto de las imágenes y contra las órdenes monásticas, sin gran novedad ni agudeza en los chistes; otra, y es la más seria y erudita, se dirige contra la autoridad de la
Vulgata, aunque la mayor parte sus ataques caen en falso, pues atribuye a los católicos en general las opiniones particulares de tal o cual autor de poco crédito en las escuelas teológicas; v.gr.: Fr. Antonio de Guevara, a quien se le antojó sostener que los ejemplares hebreos de la Escritura se hallaban corrompidos por la malicia y perversidad de los judíos. Como ningún hebraizante formal sostiene semejante dislate, las observaciones, por lo demás atinadas, de Fernando de Tejeda, son
pólvora en salvas. Se manifiesta muy leído en autores castellanos aun de amena literatura, sobre todo de los que hablaron mal de frailes y monjas.”
Las investigaciones actuales sobre Tomás de Carrascón se refieren a la confrontación de los datos que se apuntan en el Carrascón. “Concretamente, en la dedicatoria a sus hijas, Marta y María, Tomás escribe: "
Dexe, quando dexe a España, quatro hermanos, los tres mayores que yo, menor el otro: tres hermanas, la una mayor, las dos menores". Pues bien, el 10 de mayo de 1613, García Carrascón de Medrano -padre del escritor- solicita licencia al Consejo Real para poder respaldar un préstamo con el mayorazgo que usufructúa y en cuya mejora -explica- había invertido hasta la dote de Margarita de las Cortes su mujer, de quien tiene cinco hijos varones y tres hijas.
Se observa, pues, la coincidencia de las dos descripciones de la familia, en la que Tomás ocupaba el quinto lugar entre los hijos del matrimonio.”Así se van comprobando datos como que el padre de Tomas Carrascón tuvo que irse a Salamanca como consecuencia del quebranto económico a consecuencia de un pleito con el hijo mayor, pese a ser hacendados.
Lo que ya sabíamos por Wiffen es que el obispo de Lincoln, Juan Willians, le tuvo de maestro de castellano y bajo su mandato se tradujo al español el “Libro de oración comun”. Además que Tomás Carrascón se incorporó en la Universidad de Oxford presentando su grado de bachiller en teología por Salamanca, publicando “Texeda retextus”, el latino “Hispanus conversus” (El español convertido) y un opúsculo
Scrutamini Scripturas.
Quizás fueron todos estos trabajos y la enseñanza del español a varios súbditos de Jacobo I, los que valiesen el nombramiento de Canónigo de la catedral de Hereford y vicario de la iglesia de Blakmer.
El valor de sus traducciones al español, en especial “Liturgia anglicana” o “Libro de oración común” según Hacket, es que provienen de un erudito, experto en gramática española y conocedor de los mejores autores de la lengua. Sin embargo aunque esta traducción era la primera al “Libro de Oración común” en 1707, Felix Antonio de Alvarado, ministro de la Palabra de Dios, lo volvió a traducir e imprimir en Londres. Alvarado convertido del romanismo a la iglesia de Inglaterra, era ministro de una congregación de comerciantes españoles en Londres y esta traducción fue hecha para el uso de esa congregación. Posteriormente se haría otra traducción más amplia que traerían las sociedades misioneras a Gibraltar y sería usada por las congregaciones españolas allí establecidas y lideradas por Lorenzo Lucena.
1) “Precedentes de la Iglesia española reformada episcopal” Madrid 1991
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