Destacaría Marcus Pérez por su capacidad de introducir libros reformados en España. Solo de la “Institución de la religión cristiana” de Calvino se dice que introdujo 30.000 ejemplares. Pero también sería el Presidente del Consistorio calvinista de Amberes y un buen negociador para reducir las tensiones entre los diputados calvinistas de Guillermo de Orange y los enviados luteranos. De igual manera tendría que negociar con las autoridades gubernamentales católicas y su casa seria escenario de encuentros de todas las denominaciones y tendencias como las de Van Brederode o Coligny, además de las habidas entre estudiantes flamencos de las Universidades de París y Orleáns.
Parece ser que Marcus Pérez llegó a los Países Bajos en 1520 siendo ya de los nuevos cristianos, aunque sus padres aparezcan en los informes del espionaje inquisitorial como católicos. Por 1564 aparecerá como calvinista, al igual que su esposa Ursula, según lo testifica Casiodoro de Reina que vivía entonces en Londres. Como buen comerciante y con gran poder adquisitivo también haría entrar en Francia, por Burdeos, innumerables obras calvinistas impresas en Amberes y dedicaría mucho tiempo a establecer una pacificación religiosa basada en la tolerancia de cultos. Estas propuestas de tolerancia religiosa estaban apoyadas por el Gobierno de Isabel I de Inglaterra y su secretario Sir Cecil quien propuso a Felipe II la “compra” de la libertad religiosa a cambio de la famosa petición de los “tres millones”, pero la derrota calvinista en Austruweel, cerca de Amberes el 13 de marzo de 1567 quitó toda esperanza de conciliación.
Marcus Pérez y familia tendrían que dejar definitivamente Amberes, una vez confiscados por el Consejo de los Desórdenes, todos los bienes que la familia tenía en esta ciudad, por haber sido contumaces, y por tanto condenados al exilio. Siguieron primero a Guillermo de Orange hasta Breda y luego se instalarían definitivamente en Basilea desde donde siguió apoyando y ayudando económicamente a los calvinistas de los Países Bajos.
Martín López que llegó a Amberes por 1532 emparentaría con Marcus Pérez al casar su hija Ursula con Marcus y ambos estarían vinculados a la pequeña nobleza calvinista por la esposa de Martín López, Sara de Landas. Sus hijos también se casarían con la nobleza de los Países Bajos.
De Fernado Bernuy se conoce poco. Vino de Sevilla a finales del siglo XVI e inmediatamente se ligó al grupo de Marcus y Martín. Parece ser que en sus actividades se mostraba agresivo hacia las autoridades católicas de la ciudad, organizando un motín contra los magistrados por 1567.Si bien las Iglesias Reformadas mantenían una cierta obediencia, en algunos momentos decidieron seguir una política radical y una oposición abierta hasta mostrar resistencia.
Tanto las Iglesias Reformadas como las Luteranas, llegaron a redactar una petición a Felipe II de tolerancia religiosa ofreciéndole los famosos “tres millones” de florines holandeses a cambio de paz religiosa.
Marcus Pérez miembro influyente del Comité de Amberes aconsejaría presentar la petición separadamente en cada ciudad para no armar demasiado ruido. En España los “marranos” ya habían ayudado a las arcas de Castilla y Aragón para financiar guerras y cruzadas, por lo que no era algo extraño aunque no fuese excesivamente ético.
La Rebelión de los Países Bajos vendría precisamente por el abuso de la política imperial que cada día necesitaba mas dinero al haber llegado a la bancarrota. El abuso de los impuestos y la poca tolerancia religiosa, pese a que la Inquisición no pudo llevarse las causas de herejía a la Península, lograron que el 1566 surgieran disturbios de gran agresividad anticatólica que el duque de Alba trató de aplastar inmediatamente.
Ciertamente uno de los puntos comunes en el reinado de Carlos V y Felipe II será el proteger a España de la herejía, vigilando estrechamente a los nativos españoles y los “flamencos” por considerarlos como los principales focos de transmisión del protestantismo, lo cual era verdad. No solo fue el papel motor de Marcus Pérez y otros españoles calvinistas y luteranos, sino también la fundamentalista y mística Casa de Amor( Huis der Liefde), y otras personalidades autóctonas como los impresores Plantín, Gerardus Mercator, el humanista Cornelius Grapheus o el cartógrafo Abraham Ortélius, quienes propiciarían una rápida extensión del protestantismo por toda España.
De no haber sido por la rápida intervención de la Inquisición, España hubiese sido un país reformado en el espacio de unos meses, según afirmaba el historiador Gonzalo de Illescas.
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