Dorado nació en Cádiz en 1883 y fallecería en 1941. Según Gabino Fernández(1) su educación la recibió en Cádiz y en Sevilla después cuando su padre, militar primero, pastor protestante y agente de la Sociedad Bíblica, se trasladó a la capital hispalense. Luego iría a Francia y volvería a España donde haría el Doctorado en Filosofía y Letras. Posteriormente sacaría la Licenciatura en Derecho Civil y Canónico por la Universidad Central de Madrid. Su tesis doctoral “La mística en el siglo XVI” fue bien acogida por la crítica en España y América. Poco mas sabemos de su familia, además de los que sabemos de su hermana Carolina Marcial Dorado, que había estudiado con Mrs. Gulick y que en Estados Unidos desarrolló una importante labor académica en el Barnard Collage donde enseñó español y tiene varias publicaciones reconocidas. También sería profesora en la Universidad de Puerto Rico y en el Wesley Collage. Se casará con Salvadora Charló y tendría varios hijos. Su primogénito José y María murieron siendo muy niños, recibiéndose pésames de autoridades y amigos como Méndez Bejarano, Castrovido, Muñoz San Román, Martínez Barrios, Salmerón o Prieto.
Sabemos, así mismo, de Marcial Dorado que fue Agente e Inspector de la Sociedad Bíblica para Andalucía. En Sevilla tenía, en la Plaza San Francisco, el depósito de Bíblias del que se había hecho responsable tras la muerte de su padre en 1903. En el edificio tenia Dorado tres carteles a la altura de los tres primeros pisos. En el primer piso ponía “Las Sagradas Escrituras en 291 idiomas”, en el segundo “Sociedades de Publicaciones Evangélicas” y en el de arriba “Sociedad Bíblica”. Además de Agente fue secretario del Consejo de la Iglesia de la Ascensión en Sevilla.
Entre 1907 a 1917 Dorado fue Director de los Colegios mixtos que tenía la Compañía Minera del Centenillo en Linares- Jaén -
En 1917 José Marcial Dorado sería nombrado Secretario de la Agencia de la Sociedad Bíblica Americana en las Antillas, estableciéndose en San Juan de Puerto Rico y posteriormente en La Habana por 1923. Además de estas responsabilidades con la Sociedad Bíblica, Dorado publicó una larga serie de folletos, opúsculos. Dió conferencias que tenían su escenario en cualquier pueblo, ateneo, teatro o iglesia. Acudía a los medios periodísticos en cualquier materia que le preocupase o que hubiese que denunciar. Así se expresa Dorado: “En los primeros años de esta maravillosa centuria, que ha talado con acierto los bosques de la tiranía, íbamos como Quijotes sin fortuna por las ciudades y aldeas españolas, predicando Evangelio y República. Curas hidrófobos y alcaldes desaprensivos nos atajaban el paso con proceso y expulsiones. En el banquillo de los reos oímos, asombrados, las peticiones fiscales de tres y ocho años de prisión por supuestos escarnios al dogma y a la inmaculada persona del rey. Jurados dignos nos libraron de la tortura de la pena".
Tal fue el caso que cita Patrocinio Ríos, sobre Curros Enríquez, cuando Dorado escribe en Revista Cristiana sobre “La muerte de un poeta”. Al hacerse eco de los elogios que la prensa dirigía a Curros Enríquez, Dorado expondrá la vinculación del joven Curros con el protestantismo y que su salida de España fue por motivos de profesar la fe evangélica. Decía Dorado: “Nosotros hemos sentido una honda satisfacción al leer estos espontáneos e imparciales juicios de los periódicos. Porque de seguro lo que ignoran estos colegas y muchos quizá de los paisanos y amigos del ilustre Curros Enríquez, son las ideas evangélicas que profesaba éste, adquiridas en sus mocedades y que moldearon su alma de poeta en el ambiente de una moral elevada y grande; necesariamente Curros Enríquez habría de reprochar las tiranías dogmáticas que abaten el amor entre los humanos; por eso le vimos formar como adalid entre los hombres progresivos y liberales; por eso el mismo sufrió persecuciones y miserias en el pueblo patrio, del cual tuvo que emigrar. Curros Enríquez fue algunos meses obrero evangélico en la Sociedad Bíblica, y aunque separado después por el curso de la vida y sus tareas periodísticas y literarias de la propaganda activa, conservó siempre en el corazón sus amores y sus ansias crecientes por la reforma religiosa del pueblo español.
Dorado por algunos años dirigió
El Heraldo Cristiano de la iglesia presbiteriana de Cuba, fue profesor en el Seminario presbiteriano y Presidente de la Asociación de Ministros y Obreros Evangélicos en la Habana, a pesar de no ser ministro ordenado.
En 1929 es encomendado por el Congreso Evangélico Hispano Americano, del que fue elegido Presidente de Honor, para venir a España a entregar un escrito al Presidente del Consejo de Ministros para que “fuera declarada legal en España la plena y absoluta libertad de conciencia y de cultos”. En el documento se dice que “las veintiuna naciones de habla española, como hijas de la noble España, ven con profundo sentimiento que la Madre querida, la nación grande cuyos destinos están hoy en manos del Gobierno que tan dignamente V.E. preside, sea una excepción en el mundo civilizado, precisamente por no figurar en sus leyes lo que ha sido causa principal de la grandeza de los pueblos que marchan triunfantes a la cabeza del progreso: la libertad de conciencia y de cultos”. En ese mismo años se le autoriza a ser delegado del Congreso Evangélico de Barcelona.
En 1931 Dorado dejará La Habana para ocupar el escaño con el aval de 54.064 votos, en las Cortes Españolas como diputado por Sevilla. Antiguos compañeros políticos le piden que regrese y participe, entre ellos el Ministro de Comunicaciones del Gobierno provisional de la República y además el Partido Radical Republicano que lo incluye en sus listas.
En las Cortes estará a cargo de los presupuestos y Martínez Barrios en sus “Memorias” dirá que Dorado intervino en las discusiones del proyecto de Constitución y leyes complementarias. En 1931, periodo de militancia y exposición de los ideales republicanos, organizó mas de cuarenta Centros Republicanos. Escribió y edito periódicos como “El Coriano” de Coria del Rio, “Tierra andaluza” y “La Libertad”. Este era un periódico republicano que salía en la tarde en Sevilla y se publicó de 1906 a 1908.También cita Gabino Fernández “La cruz de Coralito” Fragmentos de una leyenda andaluza, que publicó la Librería Nacional y Extranjera en 1908 de los Fliedner “premiada en público concurso” y “Tradiciones sevillanas” que fue recibido con gran entusiasmo por los sevillanos en general”
En 1910 la Comisión Evangélica en Pro de la Libertad de Cultos comienza su angustiosa andadura. El Gobierno provisional hace pública su decisión de respetar de manera plena la conciencia individual mediante la libertad de creencias y culto, sin que el Estado en momento alguno pueda pedir al ciudadano revelación de sus convicciones religiosas. Sin embargo entre las reformas estará la que afectaba a la asignatura de religión que dejaba de ser obligatoria y enfrentaba de manera a la iglesia católica. Entre algunos sobresalientes en pro de la libertad de cultos, hay que destacar los nombres de Juan Labrador, José Marcial Dorado, Samuel Vila, José Cardona y J. A. Monroy. Unos y otros fueron tapando injusticias y abusos de poder, pero sobre todo alentando y dando esperanzas al pueblo evangélico. Marcial Dorado, como redactor de “El Cristiano” semanario evangélico y desde la revista quincenal científico-religiosa “Revista Cristiana” ayudaría a la defensa de la libertad religiosa cuya ausencia ahogaba el diario vivir del pueblo evangélico.
(1) Reforma y Contrarreforma en Andalucía (1986)
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