Ingresa como escribiente en Madrid y visita los círculos literarios con el propósito de hacer carrera y colaborará en la vida política, cultural y religiosa de la ciudad. Su ideario se nutrirá para casi toda su vida, de una espiritualidad evangélica que impregnará otros aspectos de la vida como los elementos progresistas y republicanos, el amor por las libertades y del progreso científico, y amor a la verdad. Esto le llevó a enfrentarse, con su dura pluma, al tradicionalismo de la tierra y al catolicismo como sistema clerical, que mas tarde, en 1880 al publicar
Aires d'a miña terra, lo condenará por “contener proposiciones heréticas, blasfemas y escandalosas”.
Por 1870 acontece su conversión al Evangelio, llegando a ser obrero evangelista como afirma José Marcial Dorado: “Curros Enríquez fue algunos meses obrero evangélico en la Sociedad Bíblica, y aunque separado después por el curso de la vida y sus tareas periodísticas y literarias de la propaganda activa, conservó siempre en el corazón sus amores y sus ansias crecientes por la reforma religiosa del pueblo español”.
El mejor estudio que conozco, minucioso y convincente, referido a los primeros tiempos de su conversión, es el de Patrocinio Rios: “
Contribución a la biografía de Curros..”. Patrocinio Rios(1) solo toca dos temas en esta investigación histórica, una es si Curros estuvo en Londres, demostrando que mas bien estuvo con Jameson pero en Madrid. La otra cuestión es si su profesión de fe evangélica fue cierta, y Rios hace muy bien los deberes aportando documentos, contestando preguntas y exhibiendo un estilo imparcial con sabor a la verdad histórica en tantos momentos adulterada en España. También, como tantos pastores y obreros de entonces, perteneció a la masonería.
Se casó en 1873 con Modesta Luisa Polonia Vázquez Rodríguez de Puebla de Sanabria (Zamora) y en 1877 ganará el concurso como funcionario de la Delegación de Hacienda y se instalará en Orense. Por esta época son las obras “La Virgen de Cristal” o “Una boda en Einibó” que solo suponían un encuentro con la cultura gallega y de una forma afectiva, pues solo pretendían presentarse a un concurso. Es en esta etapa orensana donde este poeta comienza a sentirse mas próximo a las realidades gallegas y a los regionalistas. En 1880 escribió “Aires d’a miña terra”, alcanzando un éxito rotundo, acrecentado por la denuncia del Obispo de Orense que solicitaba que fuese confiscado e incluirlo en el índice de libros prohibidos. Seria juzgado y absuelto en un famoso juicio donde la justicia supo ser inflexible ante el poder clerical. Cierto es que fue cesado de su puesto en Hacienda, teniendo que volver a Madrid en 1883.
En Madrid escribirá en “El Porvenir” y en “El País” mientras preparaba “O divino sainete” que publicará en 1888 y que fue recibido con elogios por la crítica madrileña aunque no tanto por sus paisanos gallegos. Sin embargo recibió dos homenajes de sus paisanos como gran poeta gallego, periodista y estimulador de inquietudes en su teatro y novela.
No se sabe porque motivos Curros emigró a Cuba en 1894. Quizás los políticos o también por los profesionales y económicos, lo cierto es que en Cuba comenzó dirigiendo “La Tierra Gallega” y desaparecida esta publicación entró de redactor en “El diario de las familias” y después en el “Diario de la Marina”. Este momento de la Cuba liberal e independentista, en el que los dirigentes eran pastores protestantes y evangélicos comprometidos, Curros aprenderá a matizar las ideas sobre la regeneración en Galicia desde un movimiento regionalista mas que republicano. En 1904 volvería a La Coruña, lleno de problemas resultado de su rebeldía y su energía por defender sus ideas, pero siendo recibido con entusiasmo, aunque con pocas posibilidades de establecerse tanto en Galicia como en Madrid. Su testamento ideológico lo expresa en “N’a tumba de Rosalía”. Regresará de nuevo a Cuba retomando su trabajo en “El Diario de la Marina” muriendo en La Habana el 7 de febrero de 1908 y sus restos mortales fueron traídos para Galicia”(2)
Quienes conocen bien su obra lo describen como “crítico certero e implacable de los males que afectaban la sociedad de su tiempo y un intelectual impulsor de la renovación política, social y cultural de Galicia”.
Los que conocen su últimos días en La Habana también dicen que murió de soledad, de desencanto, de sentimiento de ser perseguido por todos, pero también, como alguien dijo “el eximio cantor moría en casa
ajena, pero en casa más
cristiana que la casa
propia: allá, en la espléndida Covadonga, justo orgullo de la gran colonia asturiana de Cuba”. Las breves y muy sentidas palabras de despedida del oficio religioso, fueron del director de la Casa de Salud Covadonga Manuel Bango y León.
(1) Patrocinio Ríos Sánchez Contribución a la biografía de Curros Enríquez: su relación formal con el protestantismo en Madrid en 1870
(2) Proxecto Tomiño / www.galego21.org
Si quieres comentar o